Nada nuevo bajo el sol
Quizá se pudiera decir que los trabajos y los días han sido aplazados hasta las calendas de primavera. No sabemos muy bien, como dice el adagio periodístico, si "no news, good news"; es decir, que no haya noticias es una buena noticia. La publicación de la Exhortación en forma de Mensaje al Pueblo de Dios, que inicialmente se decía que glosaba el discurso inaugural del cardenal Rouco, para ese viaje, otras alforjas, se ha publicado con un texto cargado de novedosos conceptos redaccionales y con una brújula que apunta a futuras estaciones.
La causalidad, que no la casualidad, llegó de Roma, en donde el Papa, esa misma mañana, habló al Pontificio Consejo para los Laicos, utilizó ideas y términos que estaban en el mensaje de los obispos españoles, o los obispos utilizaron términos y conceptos que estaban en el del Papa, mejor, y así se amplió el horizonte de lo dicho por estos predios. Benedicto XVI se refirió a los jóvenes, pero lo que hizo fue relacionar jóvenes con Dios, y centrar la cuestión en el principio de la Summa Theologica del apostolado: Dios.
El documento sobre el amor humano pasa a la siguiente Plenaria, después de los debates sobre la ideología de género, sobre los modos y las formas de expresión, sobre las realidades de lo siempre complejo. No hace muchos días, el obispo responsable de la redacción del documento, monseñor Juan Antonio Reig, ofrecía los siguientes datos de la situación de degradación moral en España: Desde que se aprobó la ley del aborto, más de millón y medio de abortos en España. Hay más de un millón y medio de hogares de una sola persona; más de dos millones de separaciones y divorcios. En España hay cuatrocientas mil prostitutas, el doble que en Alemania. España encabeza el consumo de cocaína en Europa. Para qué seguir...
Da la impresión de que, en la Asamblea Plenaria de los Obispos, el cardenal Rouco ha adquirido una autoridad indiscutible, una especie de poder moderador, intangible, incluso, intocable. No así el aparato de la Conferencia. Nada nuevo bajo el sol.
José Francisco Serrano Oceja
jfsoc@ono.com