Un nuevo frente electoral

Por curiosidad científica, y social, había dedicado la pasada semana algún tiempo al libro “Spanish Neocon. La revuelta neoconservadora en la derecha española”, que la editorial alternativa “Traficantes de sueños útiles”, había publicado hace unos meses. 

Un libro por el que desfilan, -perdón, desfilamos-, no pocos cardenales, arzobispos y obispos españoles, además de políticos, periodistas, intelectuales, profesores de Universidad, instituciones de Iglesia, realidades eclesiales, movimientos…

En fin, un despropósito intelectual y, en cierto sentido, moral, con tintes de cientificismo social, en el que se mezclan las ideas, las fuentes, las acciones, con el fin de desentrañar la estrategia Neocon en España, a la que sirve la Iglesia institucional, según el pensamiento de los autores. Y en esa estrategia el PP y la Conferencia Episcopal son dos patas de la misma mesa. Hipótesis alocada en plan Chesterton que, además, el tiempo y una caña, se ha encargado de desmentir, como no podía ser menos. Y si no, fijémonos en el último episodio de la clase de religión.

Y en esas estaba cuando las elecciones europeas nos traen la sorpresa del abandono, o abstención, del votante de derecha y de centro derecha de su formación tradicional y la aparición de un más que sinuoso corrimiento ideológico de la izquierda española hacia la geografía más radical de un relativismo marxista, que aúpa a formaciones como “Podemos” solo conocidas, hasta ahora, por los espectadores de las televisiones Sexta y Cuatro, mayormente.

Ha aparecido un nuevo frente, que no sé si denominar popular, cuya comprensión de la política pone en jaque los fundamentos de no pocos de los pilares del estado actual de la democracia y de los valores que la sostienen.

Un somero repaso por el Programa de “Podemos” pone los pelos de punta. Aborto libre, eliminación de la religión de la escuela, eliminación de lo que denominan los privilegios fiscales de la Iglesia, y para qué seguir. A este paso a los Acuerdos Iglesia y Estado del 79 le quedan menos vida que al bipartidismo como forma política en España.

Estas elecciones van a dar que pensar. A quienes sostenían en el universo cada vez más complejo del PP que su principal actuación era la economía, habrá que recordarles que la sociedad española –edad media y posición ideológica de los votantes de los partidos minoritarios- es fruto de muchos años de un dominio cultural y educativo de comprensión del mundo y del sentido de lo humano alejadas de lo que se ha venido en llamar humanismo cristiano. Y que, de momento, ahí el PP no es que se haya prodigado en demasía. Aviso, pues, para navegantes.

José Francisco Serrano Oceja


 
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