Las nuevas Semanas Sociales de España

El arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, presentando las Semanas Sociales.
El arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, presentando las Semanas Sociales.

Estos días pasados se ha celebrado en Sevilla una nueva y renovada Semana Social de España, una iniciativa que entiendo financia y alienta la Conferencia Episcopal Española.

Lo que no se puede negar es que se percibe un nuevo aire, más fresco, en este proyecto que, todo hay que decirlo, hasta ahora estaba bastante languideciente.

Bueno, siempre aparecen rémoras en el programa, como la cuotas o la cuota, es decir, que si lo cristianos socialistas, que si los peperos cristianos liberales-conservadores y demás familia.

Pero, por lo que puedo leer por ahí, que tampoco es mucho, la verdad, me ha parecido, como casi siempre, que la frescura ha venido de las ideas de intervenciones como la del obispo auxiliar de Valladolid y Secretario de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, por ejemplo.

Entiendo que tarde o temprano se publicarán las Actas de esta Semana Social. Entonces tendremos la oportunidad de acercarnos a ese mundo mental de don Luis que está bastante saneado, que utiliza un lenguaje que se entiende y que suele traer algunas ideas originales, que provienen de lecturas más allá de las pastorales.

Por cierto, del acto de inauguración no voy a decir. Y menos de la intervención del Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza. Y no lo voy a decir porque se me nota la debilidad que tengo por este Nuncio, por lo que dice y por lo que hace.

¿Qué hay que hacer para regenerar la vida pública y política española? Tantas cosas que daría para una tesis doctoral o para un tratado de esos que ya no puntúan en la ANECA para los sexenios.

Apunto que, en gran media, la presencia en la vida pública y política es una cuestión de hegemonías, que diría Gramsci. Entendamos bien esta cuestión. Si la Iglesia, también como institución, ha ejercido una función intelectual, prescribir ideas que tiene consecuencias para la vida y la vida pública, ¿está abandonado ahora esa función para convertirse en prescriptora solo de formas de vida –lo social, caridad- y no de ideas? Hoy estamos en el proceso de desinstitucionalización, por lo tanto ha migrado la función hacia el protagonismo de los cristianos.

Pasolini escribía una carta a Pablo VI en la que, entre otras cosas, afirmaba: “La Iglesia debería pasarse a la oposición. Podría concentrar sus fuerzas para luchar -dicho sea de paso, puede volver la vista atrás a una larga tradición de luchas del papado contra el imperio secular- ahora contra un nuevo imperio, el del consumismo que no quiere someterse a ella. Ante semejante insubordinación, la Iglesia podría convertirse en nuevo símbolo de oposición y de rebelión, y volver así a su primitivo origen". En este contexto en el que estamos, no lo suscribiría en el contenido solo, más en la actitud.

 

La cultura de esta época, se llame posmoderna o como se quiera, es la de la dispersión. No caigamos pues en esa trampa.

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