Lo que se necesita para ser obispo

Andan esto días los hacedores de quinielas especialmente ocupados y preocupados por los nombramientos de cardenales, arzobispos y obispos en las principales sedes españolas. La reciente audiencia del Papa al cardenal Rouco Varela ha destapado los truenos, en una ceremonia de la confusión y del desconcierto que no había tenido igual en la historia de la Iglesia en España. Suponemos que la inminente visita del cardenal de Barcelona al Papa no traerá menos cola.

Y en éstas estamos cuando el Papa Francisco reúne a los Nuncios Apostólicos y pronuncia uno de sus más singulares y bellos discursos, sobre el que insiste, en varias ocasiones, que ha sido él quien lo ha escrito, después de haber meditado en la oración lo que tenía que decir a los Nuncios. ¡Qué pena que este año se haya suspendido la habitual recepción en la Nunciatura Apostólica de España con motivo de la solemnidad del Papa para comentar este texto con el señor Nuncio, presente, por cierto, en la citada audiencia!

Pues hete aquí que el Papa, con esa espontaneidad y frescura evangélica que le caracteriza, se dirige a los Legados Pontificios para ofrecerles las instrucciones a la hora de preparar lo que técnicamente se denominan las provisiones episcopales, es decir, los informes que, en modo de terna, envían a Roma a la hora de preparar un nuevo nombramiento o un cambio de sede.

Para que no se despisten los señores Nuncios, el Papa les dice que cuando lleven a cabo la investigación para los nombramientos episcopales, deben estar atentos a los siguientes criterios:

- que sean pastores cercanos a la gente. Y añade el Papa. "Es un gran teólogo, una gran cabeza: ¡que vaya a la universidad donde hará mucho bien! ¡Pastores! Los necesitamos".

- que amen la pobreza interior como libertad para el Señor y exterior como sencillez y austeridad de vida

- que no tengan una psicología de "príncipes" (sic)

- que no sean ambiciosos y que no busquen el episcopado. "Los que buscan el episcopado... no, no funcionan", añadió el Papa.

- que sean esposos de su Iglesia sin estar en constante búsqueda de otra.

 

- que sean capaces de velar y guardar el rebaño, de cuidar la esperanza, sostener el amor, que haya sol y luz en los corazones. "Que los pastores sepan estar ante el rebaño a fin de indicar el camino, en medio del rebaño para mantenerlo unido, detrás del rebaño para evitar que nadie se quede atrás y porque le rebaño mismo tiene, por así decirlo, el olfato de encontrara el camino".

Gracias, santo Padre.

José Francisco Serrano Ocejajfsoc@ono.com

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