Más madera o ¿la Eucaristía como social feeling?

En días pasado me referí, en una columna titulada “¿Espadas o ideas teológicas en alto?”, al contexto de la publicación del libro “La esperanza de la familia. Diálogo con el Cardenal Gerhard-Ludwig Müller”, editado por la BAC, y que tiene como coautor al director se esa editorial, Carlos Granados.

Un libro que bien permite el tránsito del contexto al texto y, por tanto, que se dé noticia de algunas temáticas y afirmaciones del cardenal Müller.

Hay que aclarar que este volumen, junto con el de Juan Jose Pérez-Soba y Stephan Kampowski “El verdadero Evangelio de la familia. Perspectivas del debate sinodal”, forman un tándem imprescindible para preparar el período sinodal en el que ya nos encontramos.

Afirma el editor que el camino de la familia es un camino de esperanza, y no de problemas. La familia, por tanto, es la solución, y no el problema. Interesante perspectiva de fondo y de forma que se va desgranando a lo largo del libro.

La tesis del cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe pivota en torno a la propuesta de recuperar la “sacramentalidad” del matrimonio y la verdadera dimensión comunional  de la existencia humana. “En mi opinión, el objetivo del próximo Sínodo debería ser el de facilitar la recueración de la idea sacramental del matrimonio y de la familia, confiriendo así a los jóvenes que están dispuestos a iniciar un camino conyugal, o a aquellos que ya están en él, el coraje que necesitan”, señala el cardenal Müller.

Reconoce el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe que “la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio es hoy de las más incomprendiddas en nuestros ambientes secularizados”. En este sentido, el entrevistado hace uno de los más certeros análisis de las causas culturales, de las corrinetes de fondo y de los procesos vitales que están contribuyendo a esta incomprensión.

Otras cuestiones que se abordan, y que sorprenden, son, por ejemplo, las referidas al hecho de que la Iglesia está compuesta no sólo por personas, también por familias, como sujetos de la Evangelización, una Iglesia de familias. Concepto que atribuye en su generalización a los Encuentros de las Familias del mes de diciembre en Madrid; o el estudio que está haciendo la Congregación sobre la relación entre fe implícita y fe explícita a la hora del consentimeinto matrimonial, a partir de lo que escribiera en los años setenta el canonista Eugène Corecco.

Y, cómo no, el tema de los divorciados y vueltos a casar, que aborda en claridad, profundidad y con alguna formulación genial, incluso en la relación con el principio de la misericordia. Ahí queda una frase, por ejemplo: “La eucaristía no puede ser un social feeling”.

José Francisco Serrano Oceja

 





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