Un literato de fama se confiesa

Se está celebrando el VII Congreso Teológico-pastoral en la diócesis de Coria-Cáceres. En el programa de esta edición figura, como no podía ser menos, una ponencia sobre Santa Teresa de Jesús. En esta ocasión con la palabra de uno de los autores de mayor éxito editorial de nuestro momento, el sacerdote y escritor Jesús Sánchez Adalid.

No es cierto que quien más esté sacando rédito a este año teresiano sea Sánchez Adalid con su novela “Y de repente, Teresa”.  Pero lo que no se puede dudar es que todo lo que toca este autor se convierte en seguro olimpo. También en lo referido a las grandes ventas. Según nuestro autor, “el V centenario comenzó flojo, pero creo que está siendo un éxito, llegando peregrinos de todo el mundo”.

En su intervención, y según la versión ofrecida por la organización del Congreso, Sánchez Adalid confiesa que “yo no quería escribir vida de santos, creo que no era mi camino, porque he decidido escribir para hombre y mujeres de todo tipo, creyentes y no creyentes, alejados y cercanos. Si me dedico a los santos, muchos de ellos no entrarían en las redes de pesca que lanzo con mis libros a través de las librerías, pero Santa Teresa es otra cosa”.

Sin embargo, señala el autor de “El Mozárabe”, “desde el Seminario he tenido muy presente a la santa porque es muy positiva y providencialista, con valentía y coraje, con visión positiva de las cosas, a pesar de no tener una vida fácil. Santa Teresa me acompañó toda mi vida, me encomendé a ella en mi ordenación, y en la primera parroquia me encomendé a ella para publicar la primera novela”.

La novela “Y de repente, Teresa” trata sobre un aspecto no bastante conocido de la santa: sus problemas con la Inquisición. “Los santos no nacen, “no dejaban de mamar los viernes, por ayunar”, cuenta Jesús Sánchez Adalid. Los santos son más asequibles, si somos capaces de verlos más humanos, con problemas y con pecados. La novela cuenta las circunstancias a través de los personajes de la novela y basándose en los escritos originales que ellos dejaron, que no querían el mal, sino buscar la verdad. Pero en su vida se vio claramente la mano de Dios, cosa que no le evitó problemas, que los tuvo”.

El trabajo teresiano de Sánchez Adalid no termina aquí. Confiesa que “me pidieron hacer el guión de una serie, la de Concha Velasco ha envejecido muy bien, y me negué, aunque sí hemos hecho un documental, que se estrenará en breve, y que trata el mismo tema que la novela”.

 
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