La joya de la JMJ

La joya de la JMJ es la herencia, esculpida en las piedras muertas fruto de la vida, que nos quedará del paso, la Pascua, del Papa en la Catedral de La Almudena. La joya de la JMJ es la verdad de la afirmación de Soloviev: "La belleza es la carne de la verdad y del bien". Y es la ratificación de lo escrito por Florenski: "La verdad revelada es el amor, el amor realizado es la belleza".

En el último número de la revista de Comunión y Liberación, "Huellas", su directora, Carmen Giussani, publica un reportaje entrevista con el P. Marko Rupnik, que ha trabajado contra el tiempo, durante las últimas semanas, en la capilla del Santísimo de la Catedral de La Almudena, que bendecirá Benedicto XVI. La Capilla del Amor de los amores se convertirá, sin duda, en la Capilla Sixtina de JMJ. Las espléndidas fotos del reportaje lo confirman.

Si bien es cierto que la mano del P. Rupnik, el Miguel Ángel del papado contemporáneo, se había dejado ver en la Catedral de La Almudena en los mosaicos de la Sacristía Mayor, no es menos cierto que su arte permanecía habitualmente encerrado al gran público y, sobre todo, al texto de la celebración litúrgica. Ahora, con la belleza de la teología de la Eucaristía acogiendo la oración ante el Santísimo en la Catedral madrileña, los fieles cristianos y quienes se acerquen a Dios por la vía de la belleza podrán gozar del ambiente adecuado del misterio de la carne y de la sangre de Cristo.

A través de la puerta de cristal de la capilla, el fiel verá la Adoración de los Reyes Magos; detrás de la Torre eucarística, a izquierda y a derecha, se presenta la eucaristía como medicina. La primera imagen de la izquierda recuerda la serpiente de bronce de Moisés en el desierto; la segunda imagen de la eucaristía como fármaco es la del buen samaritano. La parte fundamental, el sagrario, es una torre, motivo que nació en la época de las catedrales góticas, con una pintura como puerta del sagrario, también del P. Rupnik, del rostro del Señor con mano en gesto de bendición.

De esta forma, el primer templo madrileño, cátedra del obispo, se convierte en Catequesis cristológica y mistagógica. La Iglesia en Madrid tiene claro qué es la Gloria de Dios, y teniendo claro cómo dar culto a Dios, mantendrá firme su misión y su tarea. Una herencia de propuesta de fe y de esperanza de la Iglesia para la Historia.

José Francisco Serrano Oceja

 
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