Las horas y los días… de esta semana

La perspectiva de la macrobeatificación de los mártires en la España del siglo XX, 522 nuevos beatos, para ser más exactos en el período de la Segunda República y en la Guerra Civil, está ocupando todos los esfuerzos. Hay cierta prevención ante la posibilidad de que se destape una campaña mediática en contra de la beatificación, y aparezcan los fantasmas del pasado y del presente haciendo de las suyas. Sería muy fácil decir que el rédito de la imagen pública de la Iglesia en España con el Papa Francisco se puede venir abajo con falsas identificaciones, de escenarios, personas, y acciones. Se olvida con demasiada frecuencia que esta ceremonia se encuadra en le "Año de la fe", que parece que ha pasado a un segundo o tercer plano, no de la fe, sino de la historia.

Pero esta semana se reúne la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, ordinaria, no extraordinaria, con varios e interesantes puntos en el orden del día y en perspectiva de la Asamblea Plenaria del próximo mes de noviembre. Una Asamblea que estará dedicada, al menos en la atención mediática, a la elección de Secretario General, en perspectiva de la elección de Presidente en la próxima primavera. Los estatutos de la Conferencia dicen que es función de la permanente "proponer a la Asamblea Plenaria los candidatos para Secretario General, entre los que deberá incluir todos los nombres presentados por diez Obispos al menos". Y en esas están ahora varios grupos de obispos. En teoría, y no quiere decir en la práctica, la Comisión Permanente previa ordinaria es la que debe proponer al terna de candidatos. Por tanto de ésta tendría que salir la propuesta.

No estaría de más que los procesos electorales, dentro de la Conferencia Episcopal no se convirtieran en las elecciones plebiscitarias de los obispos, presuponiendo que están divididos en dos, tres o cincuenta facciones. En las elecciones de la Conferencia nadie gana ni nadie pierde. O todos ganan o todos pierden, por más que se quiera, a veces, dar a entender que los cambios de giro, de orientación, de rumbo, de sensibilidades, empiezan o acaban en esos comicios, en sentido etimológico clásico.

Los obispos de la Permanente, que viven en el día a día de la Iglesia y de la sociedad, no cierran las ventanas de Añastro, a cal y canto, cuando se reúnen. Por tanto, sería difícil que se sustrajeran a la situación por la que atraviesa España, a los fenómenos morales de la corrupción, al olvido de algunos temas en la agenda del gobierno, o al abismo independentista de Cataluña.

José Francisco Serrano Oceja

 
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