Los que hacen trampa

Me disponía a escribir sobre la movida de los estudiantes madrileños en Misión, es decir, sobre la Misión Madrid en los colegios –algo que haré, si Dios quiere, en el próximo apunte-, cuando me he topado con una columna en un digital, titulada “Gallardón, entre la derecha laica, Rouco y Monago”, de un autor cuyo nombre no viene al caso, sí a la causa, por eso de que supura por la historia y por las obsesiones acendradas. Lo que interesa de su texto, descargo de sí mismo, son los argumentos, y los pies de página, o pies de banco, que utiliza.  

Comencemos por el pie. Se ha publicado recientemente, y esta es una de las perchas del citado artículo, un libro del periodista y sacerdote, director de la Revista “Vida Nueva”, Juan Rubio, quien por cierto en el último número de su publicación manda algún mensaje “a ras de suelo”, en paráfrasis de Mauriac: “No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa”. 

De acuerdo, Juan. A lo nuestro. Un libro que, pese a lo llamativo del título, bien pudiera decir el final de una etapa en la Iglesia en España, el final de una generación en la Iglesia, es una mixtura de heterogéneos ingredientes. 

Como bajo el paraguas de lo periodístico parece ser que cabe todo, se han colado en el libro muy diversos elementos: citas de publicaciones, testimonios, declaraciones en las que la identidad de los declarantes aparece bajo la forma del anonimato y, por tanto, un proceso de deslavazado rigor. No es un libro biografía del cardenal Rouco, sino un zoológico en el que el autor ha dado cabida a muchas especies, con algunas tesis acertadas y otras no tanto. Y como aún no he podido discutir a fondo el libro con Juan Rubio, lo dejo ahí para más delante. 

Lo que no dice el libro de Juan Rubio es lo que lo que se quiere dar a entender en la columna a la que me refería al principio. En ese texto, en la pieza periodística, su autor sostiene que el cardenal entiende “la confesionalidad social española como un signo de identidad nacional y una expresión del poder de la Iglesia”. 

Afirmación que demuestra que ese señor no ha leído un solo texto completo del cardenal Rouco sobre la Iglesia, España, las relaciones entre Iglesia y Estado, Iglesia y sociedad, y sobre la confesionalidad de no se qué, ni quien. Representante, o representado, de una derecha laica, a la que no sé si pertenece, lo que está claro es que las deformaciones de lo que dice y hace el cardenal Rouco provienen, en estos tiempos recios, de una forma política más común de lo que pensamos en la derecha española, y de su tentáculos mediáticos. 

Por cierto, forma política a la que la Iglesia abre, para sus temas, más de una de sus alacenas. Una política que tiene la pretensión de acapararlo todo y de bendecirlo todo, y que , como estamos viendo en el caso del aborto, ha llegado a los límites de su incompetencia, o ha mostrado sus vergüenzas en lo prepolítico. 

La crítica interna de la Iglesia se está viendo, en no menor media, influida por esa estrategia de los poderes políticos establecidos, y de ciertos lobbies. Por cierto, podría nuestro autor leer el libro del cardenal Rouco, editado por Planeta, hace ya  unos años, “España y la Iglesia católica” para enterarse de algo, o para toparse con un pensamiento que propugna la comunión y la libertad, categorías de preciado sentido. Categorías contra los poderes de este mundo. 

José Francisco Serrano Oceja 

 


Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato