Las entrevistas al Papa

La periodista de AP entrevista al Papa Francisco. Foto: Andrew Medichini.
La periodista de AP entrevista al Papa Francisco. Foto: Andrew Medichini.

Me resulta difícil llevar la cuenta de las entrevistas que ha concedido el papa Francisco.  Está claro que, en un futuro, a la hora de hacer la historia de este pontificado, las entrevistas ocuparán un lugar principal desde los inicios.

Por cierto que entiendo que la entrevista es un género de transmisión de conocimiento, de ideas, directo, eficaz, y también de espejo de la personalidad, que encaja tanto con la cultura mediática como con la personalidad del Papa Francisco y su prioridad a las relaciones.

Con su espontaneidad, con su lógica argumental, con su forma de expresarse y de abordar la comunicación del contendido de la fe, llega al lector, al televidente o al oyente de forma directa. En clave de síntesis.

Incluso me atrevería a decir que encaja con su concepción del ministerio petrino, entendido como una instancia de referencia, pero también de diálogo acreditado con la sociedad representada por su interlocutor, en este caso el medio de comunicación. Un medio que significa mediación y mediatización.

Esto nos lleva a considerar otro factor determinante en este proceso, la decisión sobre la agenda temática. Es decir, el papel de los medios en la determinación de las prioridades de los contenidos. Los que hacen las preguntas y plantean las cuestiones configuración los temas del pontificado. Y, como consecuencia de todo ello, de la percepción pública del pontificado.

Fijémonos en que en las entrevistas son muchos menos los temas que nacen de textos del Papa y más los que se refieren a cuestiones de actualidad tanto de la Iglesia como del mundo.

Teniendo en cuenta siempre que cuando los medios hacen una entrevista al papa, los medios son correas de transmisión en el sistema de medios y tienen una fuerte capacidad multiplicadora, no solo a su audiencia sino a otros medios. Toda entrevista del papa es replicada por otros, como si fuera un eco que se extiende.

Las entrevistas son, por su propia naturaleza, un género espontáneo en la forma en la que el papa ha dado libertad a su interlocutores. Por lo tanto, no hay que buscar la sistematización, ni la precisión de un texto escrito, por ejemplo, una encíclica o una carta apostólica.

Estoy hablando de las entrevistas, no de los diálogos con los periodistas en los vuelos papales, un clásico en toda regla, sobre el que también podría escribir largo y tendido.

 

Se podría discutir si el hecho de la proliferación de entrevistas hace perder eficacia al mensaje, mediatiza al protagonista, le desacraliza, incluso banaliza las respuestas al colocarlas al nivel de lo que ofrecen los medios, volcado en la cultura política y en la cultura del espectáculo.

Las entrevistas apuntalan, sin duda, el perfil del papa como líder mediático. No sé si en la misma proporción a su dimensión de líder religioso, ético o incluso eclesial. 

Por cierto que la entrevista es un género común en la relación de las Iglesias con las sociedades locales. No entiendo cómo hay obispos que se niegan a conceder entrevistas.

Otra cuestión son la condiciones y la oportunidad de esas entrevistas. No en todos los casos se cumplen unos mínimos de fiabilidad, de rigor, etc.  

Todo esto viene a cuento de la entrevista que el Papa Francisco ha concedido a la Agencia Asociated Press. Una entrevista en la que aparecen, en no pocas ocasiones, los temas últimos del pontificado, y en la que también podemos comprobar cómo el papa, cuando quiere lanzar un mensaje, lo hace sin reparos.

Como es el caso del Sínodo alemán, del que dice:

“La experiencia alemana no ayuda, porque no es un Sínodo, un camino sinodal en serio, es un camino así llamado sinodal, pero no de la totalidad del pueblo de Dios, sino hecho por élites. Y sobre esto yo me cuido de hablar mucho, pero ya escribí una carta que me llevó un mes hacerla. La hice solo y cuando me pregunten, digo “vuelvan a la carta”.

Después tuve reunión con ellos acá y ahora la Congregación para los Obispos, la Doctrina de la Fe y la Secretaría de Estado han hecho una precisión sobre tres o cuatro cosas que salieron en el diálogo aquí. El camino sinodal en Alemania está empezando desde las diócesis de los pueblos. Esto fue un poco elitista y no tiene todo el consenso procesal de un Sínodo como tal.

De todas maneras, hay diálogo y nunca hay que romper el diálogo para ayudar, ¿cierto? Pero la experiencia sinodal alemana está empezando o ha empezado en los obispado, como todos, con el pueblo de Dios, y va adelante. Acá el peligro es que se filtre algo muy, muy ideológico. Y cuando la ideología se mete en los procesos eclesiales, el Espíritu Santo se va a su casa porque la ideología supera al Espíritu Santo. De todas maneras, donde tengo diálogo, tienen buena voluntad, no tienen mala voluntad. Es un método quizás muy eficiencista. Qué curioso.

Usted mencionó algunas cosas a resolver que ellos quieren resolver, pero esto lo resolvés en base a ¿qué criterio? ¿En base a tu experiencia eclesial, tomando de la tradición de los apóstoles y traduciéndolo al día de hoy, o en base a datos sociológicos? Ahí está el problema, el problema de fondo. Pero hay que tener paciencia, dialogar y acompañar a este pueblo en su real camino sinodal y ayudar a este camino más elitista a que de alguna manera no termine mal, sino que también se integre en la Iglesia. Siempre tratar de unir”.

Se podrá decir más alto pero no más claro. Por cierto que estoy seguro de que en Roma está haciendo todo lo posible los responsables del Sínodo sobre el Sínodo, el Meta-Sínodo, para controlar algunos de los defectos del supuesto Sínodo alemán, elitismo, ideologización, etc…

No lo dudo.

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