Empatía con el Papa

El Papa Francisco en silla de ruedas.
Papa Francisco.

La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico ha celebrado un nuevo Congreso Católicos y Vida Pública. Me ha dado la oportunidad de pensar y hablar sobre el pontificado del Papa Francisco a los diez años de su elección.

Y lo he hecho desde un concepto muy querido por la fenomenología como filosofía que nos pide ir a la realidad misma. La fenomenología nos enseña que el primer esfuerzo del pensamiento es reconocer y comprobar las relaciones en esencia de los más diversos dominios, parafraseando a Adolf Reinach.

Esto me recuerda que Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, investigó en su tesis doctoral sobre la empatía, entendida ésta, dentro del problema de la intersubjetividad, como un modo de captar las vivencias ajenas, un modo primordial de la conciencia que me permite captar la peculiar vivencia originaria del otro, una forma de articular la identidad personal en la relación con el otro.

¿Acaso no es el momento de volver a pensar cómo se está desarrollando en la Iglesia, es decir, cómo cada uno de nosotros hacemos el esfuerzo de captar las vivencia del Evangelio tal y como la presenta el Papa Francisco?

Para caer en la cuenta de lo que es el cristianismo, mejor dicho, la fe cristiana, estoy convencido de que tenemos que leer de nuevo lo que fue proclamado con hechos y con palabras en un principio.

La pedagogía del Papa Francisco en esta época nos invita a aprender a leer de nuevo la fe cristiana en la historia, ante las deformaciones de la propia dinámica histórica y ante las crítica moderna de la religión. Leer de nuevo el cristianismo para tomarnos en serio a Cristo, su Evangelio. No hablar de Dios en clave impersonal sino en clave interpersonal.

Me parece especialmente prioritaria la empatía con el magisterio del Papa Francisco, es decir, un esfuerzo por captar tanto la peculiar vivencia originaria de su forma de vivir el Evangelio, como de su forma de articular y ejercer el ministerio petrino.

Una recepción de su magisterio, por cierto, que trascienda las imágenes que de su persona, de su palabra y de su aceptación nos ofrece el envoltorio comunicativo del mundo, esa red que condiciona nuestro mundo-vida. Un mas allá que nos permita adentrarnos en su ser más íntimo, amor y verdad de su vida y de su ministerio, en esa forma privilegiada de relación que inspira y alienta el Espíritu Santo en nuestras vidas.

Durante mucho tiempo se ha considerado que el giro antropológico, la Ilustración, hizo posible el proceso de autonomía de lo humano, que significaba la ruptura con la heteronomía, la fundamentación del orden moral en la revelación de Dios.

 

Pero lo que hizo ese giro antropológico fue un tránsito, por decirlo de forma sencilla, de la heteronomía de Dios a la heteronomía de la cultura. Y a través de la cultura al política convertida en religión de sustitución.    

De hecho, en no pocos momentos, en este marco de Estados-nación en el que nos encontramos, en un mundo transnacional en dónde determinadas corporaciones globales marcan las pautas de incidencia en la vida, las Bigtech, lo que esperábamos, por ejemplo en plena crisis de la pandemia, es la respuesta de las instituciones, de la política, de la medicina, de la Iglesia y de los medios de comunicación como referente sociales.

Sin embargo, lo que plantea el Papa Francisco, en este cambio de época, es, en primer lugar, la reforma y purificación de la dimensión cultural-institucional y la necesaria recuperación de “la verdad que unifica cuya prueba es el amor” en la dimensión personal, interpersonal, relacional del cristianismo.     

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato