Nos duele la comunicación

La reforma interna de la Iglesia, de la que ya se comienza a hablar en las cartas pastorales de los obispos –véase la de este fin de semana del arzobispo castrense, monseñor Juan del Río-, también debe llegar a la comunicación en la Iglesia y de la Iglesia, y, por tanto, a los comunicadores.

Parafraseando al reciente libro de Gian Franco Svidercoschi, que me ha acompañado este fin de semana, a no pocos nos duele la comunicación en la Iglesia y de la Iglesia.

Nada nuevo bajo el sol. En un reciente artículo de Rafael Higueras, promotor de la causa de Lolo, el beato Manuel Lozano Garrido, como patrono de los periodistas, titulado "Las cocinas del Vaticano II", encontré una cita de lo escrito por J. L. Martín Descalzo a raíz de la muerte del Beato Lolo: "Ésta tu muerte alegre ha sido para mí muy importante: porque ha llegado en un momento en que quienes creemos estar construyendo la Iglesia, vivimos llenos de polémicas y de tensiones. Mientras nosotros discutimos, tú ahondabas; mientras nosotros nos avinagrábamos, tú sabías y repetías "todo es gracia"".

Se celebró el encuentro madrileño entre el entusiasmo de los jóvenes de Arguments, la genial creatividad de Juan Manuel Cotelo, la idiosincrasia del nuevo sacerdote de la tele, Javier Alonso Sandoica, y la intervención principal de texto y contexto del encuentro, a cargo del director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios, de la Conferencia Episcopal, José Grabriel Vera. En su ponencia, clara, directa, al grano, como si estuviera escrita en Navarra, se remangó para ofrecernos algunos criterios, por ejemplo, ante la necesaria complejidad y el marasmo en el que vive la comunicación.

Un ejemplo, de sentido común y de singular prudencia. Hablando de Internet, y de lo que hay en Internet sobre la información de la Iglesia. Dijo lo que sigue, y lo reproduzco porque me parece que hay muy poco escrito en estos ámbitos sobre esta materia, con lo que puede servirnos de criterio.

Perdón por la cita tan larga: "Seguramente conocerán algunos blogs de información sobre la Iglesia –hay muy pocos- y conocerán muchos blogs de desinformación sobre la Iglesia. Me parece que tenemos que seleccionar muy bien lo que leemos en Internet. Cuáles son nuestras fuentes, cuáles son opiniones fiables, serias, eclesiales. Hay blogs que están transmitiendo una visión de la Iglesia ideologizada, medida por las ideologías, y creo que se puede vivir muy bien sin ellos. Son insufribles los blogs que se dedican a repartir carnés de católicos (...) Si un blog nos deja triste o nos enfada, si un blog nos quita la paz: podemos dejarlo de leer. Otro comentario sobre estos medios de comunicación en Internet sobre la Iglesia. Muchos buenos blogs sobre la Iglesia pierden toda su categoría por sus comentarios: lugares anónimos en los que vale decir de todo, escondidos por el anonimato. (...) Hay que leer información sobre la Iglesia en Internet, sí. Pero hay que seleccionar mucho y bien, de personas razonables, bien formadas, bien preparadas y sobre todo: de personas que amen a la Iglesia, a toda la Iglesia –no sólo a su capilla particular-".

Una muy interesante contribución, para un día de comunicación y de convivencia.

José Francisco Serrano Oceja

jfsoc@ono.com

 
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