Don Jesús Sanz en AEDOS

Monss Jesus Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo en Covadonga.
Mons. Jesus Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo en Covadonga.

Estuvo la pasada semana monseñor Jesús Sanz Montes, a la sazón arzobispo de Oviedo, en lo que antes se denominaban encuentros obispos empresarios y ahora encuentros con obispos a secas, organizados por AEDOS. 

El almuerzo se desarrolló en el comedor de invitados del Colegio Mayor San Pablo, en la ACdP, y contó con la presencia de Alfonso Bullón de Mendoza junto a una veintena de destacadas personalidades de la vida académica, social y cultural española.

Dicen que don Jesús Sanz es uno de los obispos más brillantes de España. Espero que ese decir no sea el problema que tiene don Jesús.

En lo que respecta al encuentro de AEDOS, su intervención sobre la cultura fue apabullante, tanto en el análisis o diagnóstico cultural como en la propuesta de una cultura, o contracultura, cristiana. 

Se podría decir que don Jesús es el obispo metáfora. Paráfrasis, sinécdoques, juegos conceptuales, elipsis, mecanismos que indican una agilidad mental singular y un dominio del lenguaje nada desdeñable, que permiten al oyente seguir enganchado al discurso. 

Otra de las características del actual arzobispo de Oviedo, me da que seguirá así por muchos años, son las lecturas. Bauman, Lipovetsky, Lage, Soloviev, Benson, Bardy, fueron algunos de los autores que citó en su exposición.

Sacristías del mutismo, la diferencia entre alternativa y alternancia, la curiosidad mendicante que constituye al hombre, los imperios contrarios a Dios que han generado la cultura enemiga del hombre, la cultura cristiana relegada como una agenda ideológica muda y clandestina, que es subversiva, la memoria cristiana que será siempre subversiva para quienes tiene una comprensión totalitaria de la vida, fueron algunas ideas, a vuela pluma, oídas en su parlamento. 

Me quedo con dos afirmaciones finales. Recordó lo que decía san Juan Pablo II en la Novo Millennio, ahora no sé si Adveniente o Ineunte. Hay tres actitudes cristianas que deben permanecer en la vida: el agradecimiento respecto del pasado; la pasión en el presente y la esperanza ante el futuro.

Y segunda, lo que para el teólogo e historiador de los orígenes del cristianismo, Gustave Bardy, había sido la decisión cristiana primera de presencia en un mundo pagano: el espectáculo de la santidad. Los cristianos fueron alternativa desde el espectáculo de la santidad.

 

Quiere decir ese autor que en medio de tanta barbarie había personas que exhibían sin ninguna pretensión una vida razonable. Frente a la fealdad de todos los despropósitos, ellos se dejaban notar por una belleza sencilla y amable.

“Y cuando –apunta don Jesús- la maldad aguzaba todas las perversiones, entonces entraba la bondad desarmada como un modo distinto de mirar las cosas y de vivirlas. Hay, por tanto, una santidad que se aviene con la belleza, con la bondad, con la razón”.

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