Lo dice Giovanni Maria Vian

Giovanni Maria Vian.
Giovanni Maria Vian.

No es necesario que diga que Giovanni Maria Vian fue director del Osservatore Romano. Se crió, digamos, entre monseñores, y de historia y vida del pontificado, y de los pontificados, lo sabe casi todo.

La pasada semana, no sé sólo si a propósito del libro en el que Francisco hablaba sobre Benedicto XVI y otras muchas cuestiones, Vian concedió una interesante entrevista al Corriere della Sera.

Ese mismo día determinada prensa internacional sobre la Iglesia traía titulares bastante gruesos que prefiero no reproducir. 

Con permiso de Gian Guido Vecchi, autor de la entrevista al profesor Vian, reproduzco lo principal porque no tiene desperdicio. Lo dice Vian, con su “auctoritas”, un hombre también renacentista en cierto sentido.

“- Profesor, Bergoglio habla con libertad de todo, incluso de los cónclaves. ¿Cree que depende de su carácter, o responde a algún tipo de estrategia de comunicación?

-Ambas cosas. Francisco tiene la capacidad de hablar de forma sencilla, sin velos, y lo hace para llegar a todos. Por otro lado, es muy diferente de sus predecesores, más acostumbrados a la escritura. Montini escribió sus discursos de principio a fin, ahí están los manuscritos, como Ratzinger, el gran erudito que se preparaba como en las aulas universitarias y era así incluso cuando hablaba sin leer consultando sólo algunas notas. Wojtyla era más “teatral” pero también más cauteloso y no improvisaba, el primer libro de entrevistas lo escribió en polaco en Castel Gandolfo. Bergoglio prefiere la improvisación y la entrevista, es su práctica común.

- ¿No hay riesgo de confusión?

- Diría que, en primer lugar, hay un riesgo de saturación. Las primeras entrevistas fueron extraordinarias, una mina de novedades, luego es inevitable que haya empezado a repetirse. Por supuesto, en los libros las respuestas son más meditadas, pero a veces queda el riesgo de decir las mismas cosas o quizás contradecirse. Me temo que no se lo señalan por miedo a irritarlo. En el Vaticano hay una enorme estructura comunicativa muy fija, pero Francisco tiende la mayoría de las veces a prescidndir de ella. Pero no se trata sólo de eso...

-¿Otros riesgos?

 

- Las entrevistas son un riesgo en sí mismas, pueden tener éxito o no. También depende de las preguntas que le hagan. Pero, por supuesto, siempre son peligrosas. Las primeras de León XIII, en 1892, una sobre católicos en Francia y otra sobre antisemitismo, suscitaron una polémica muy acalorada y obligaron al Vaticano a aclarar...

- ¿Y el Papa que cuenta sobre las maniobras en los cónclaves? ¿No se estará desacralizando un momento solemne como la elección del Vicario de Cristo?

- Quien más desacralizó el cónclave, si es por eso, fue Ratzinger en el 97, hablando a una televisión bávara. Le preguntaron cómo era posible que hubiera habido tantos papas indignos en la historia, y él respondió que el papel del Espíritu Santo es no permitir que todo se arruine, no indicar a quién votar. En el relato del cónclave de 2005, más bien, el problema no es la desacralización sino la continuidad con el predecesor.

- ¿En qué sentido?

- La continuidad entre los papas nunca es obvia ni evidente, es un problema que ha ocupado a muchos. Lo que más sorprende en el relato de Francesco es la ausencia total del nombre del cardenal Carlo Maria Martini, cuyo papel está confirmado por todas las reconstrucciones anteriores. Bergoglio añade la suya. Y se entiende que admira a Ratzinger pero está un poco dominado, psicológicamente, por su estatura. No es fácil lidiar con una figura intelectual similar. En los primeros años se refería a él como “el abuelo de la casa” y era paradójico, sólo era nueve años mayor. Como si le avergonzara y tuviera que lidiar con sigo mismo, antes que con su predecesor”.

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