La decisión del Padre Nicolás

El anuncio de una nueva Congregación General de la Compañía de Jesús y la más que posibilidad de que ésta acepte la renuncia del P. Prepósito General, el P. Adolfo Nicolás, con la elección de un nuevo Prepósito, ha causado cierta sorpresa en la opinión pública y publicada. 

El P. Nicolás fue elegido General de los jesuitas el 19 de enero de 2008. Los anteriores generales, el P. Pedro Arrupe (1965-1983) y el P. Peter-Hans Kolvenbach (1983-2008), pidieron, y recibieron, permiso de los Papas para dimitir como superiores generales, según reza la página oficial romana de la Compañía.

Este proceso coincide con la nueva configuración interna de los jesuitas en España, acompañada con un notable aumento de su presencia pública, que implica un protagonismo que se venía echando en falta y que está relacionado con una renovada expresión de su vitalidad. 

Hacía tiempo que cabe los muros vaticanos corrían las más extrañas especies, sin llegar a convertirse en rumores, sobre las relaciones del Papa Francisco con su familia de votos religiosos, sobre el pasado, sobre el presente y sobre el futuro. Hay quienes estaban empeñados además, desde dentro y desde fuera, en alimentar ese imaginario. Lo que sabemos de cierto es lo que el Papa Francisco ha dicho en varias de sus intervenciones públicas, y en algunas de sus entrevistas. No solo lo que ha dicho, también lo que ha hecho, y ha querido decir con lo que ha hecho, por ejemplo, con la canonización de forma extraordinaria del P. Fabro.

No se puede negar que el Papa Francisco esta representado una particular providencia para la Compañía de Jesús, reflejo de la providencia que representa para la Iglesia Universal. No debemos olvidar, en este sentido, la clave de ejemplaridad que la Compañía de Jesús significa para el conjunto de la Vida Religiosa en la Iglesia. La renovación de la Vida Religiosa pasa también por la renovación de la Compañía de Jesús, y de sus obras. Una renovación que nace del Espíritu y que está relacionada con la vitalidad del carisma tan profundamente arraigado en el Evangelio de san Ignacio de Loyola. 

  Y en esas estábamos cuando el P. Adolfo Nicolás envía una carta a los jesuitas en la que señala que “han pasado ya varios años desde mi elección como Superior General de la Compañía y recientemente he cumplido 78 años. Al considerar los años que se acercan, he llegado al convencimiento personal de que he de ir dando los pasos para presentar mi renuncia a una Congregación General”. 

El P. Nicolás habla en su carta de que “al considerar los años que se acercan”, ha llegado al convencimiento de que debe dar los pasos oportunos para presentar su renuncia. “Después –señala- de haberlo tratado con mi consejo, por medio de esta carta informo a toda la Compañía que a finales de este año procederé a la convocatoria de la Congregación General 36, a celebrarse en los últimos meses del año 2016”. La consecuencia inmediata de esta decisión es que, “por lo tanto, la celebración de la reunión de Provinciales, prevista para enero del 2015 en Yogyakarta y que había convocado el día 12 de marzo del presente año (Carta circular 2014/03), queda cancelada”.

Se ha iniciado un tiempo de nuevo inicio, de Kairós, y de discernimiento que, sin duda, estará acompañado de cerca por el Papa Francisco. Un nuevo tiempo en beneficio de toda la Iglesia. 

José Francisco Serrano Oceja

 


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