Las confesiones del cardenal Ouellet

En las últimas semanas, se han editado varios libros de esta naturaleza, que merecen la atención de los lectores interesados. Pronto tendremos, dentro del mapa episcopal español, el texto autobiográfico de Monseñor Antonio Montero que, sin duda, deleitará el ejercicio de la memoria.

Editado por la BAC con el título "Presente y futuro del Concilio Vaticano II", no debe pasar inadvertido el libro entrevista al cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, religioso de los padres de San Sulpicio, escrito por el sacerdote francés Geoffroy de la Tousche. El compás de los documentos del Concilio Vaticano II, la letra y el espíritu, marcan los capítulos de este texto que es una permanente sorpresa, no sólo por los datos de la vida de un cardenal que estuvo en el punto de mira principal de los medios durante el Cónclave pasado, sino por lo atractivo de su pensamiento y de su teología, en la que la categoría de sacramentalidad juega un papel destacado.

Uno de los capítulos que hay que destacar, sobremanera en su etapa de arzobispo de Quebec, después de haber ejercido su ministerio como secretario del Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos, fue su perfil público y su relación con los medios.

Cuenta el cardenal Ouellet que, en el momento en el que salió en defensa de la libertad de enseñanza, frente a un proyecto del Estado que quería monopolizar la educación, se convirtió en personaje público. Sus intervenciones partían de una idea clave, destinada a alentar la presencia pública de los laicos católicos: Cristo resucitado viene a encontrarse con la humanidad. Es Él quien debe ser anunciado para que la fe pueda seguir alimentándose.

Confiesa el cardenal Ouellet: "Con frecuencia aparecí en los medios porque se discutió mi posición de manera vigorosa y a veces tramposa. La situación me parecía normal, si vas al frente puedes salir herido. Al mismo tiempos realizaba las visitas pastorales, las confirmaciones: llevaba la vida ordinaria de un obispo. El contacto con le pueblo suponía siempre en mí un momento impactante y muy sencillo al mismo tiempo. Cuando me encontraba con la gente, me decía: "Oh!, que diferencia con la imagen que vemos de Ud. en la televisión o por ahí"".

El cardenal Oullet cuenta que, cuando fue llamado a Roma para presidir el dicasterio de los obispos, "en Roma pasé un año sin medios de comunicación. ¡Qué bendición! Ello me dio un poco de reposo. En silencio comencé a aprender mi nuevo oficio".

Otras cuestiones del libro merecían mayor atención. Por ejemplo, las dedicadas a las Conferencia Episcopales, o a la Vida religiosa. Pero habrá que dejarlas para que disfruten los lectores.

José Francisco Serrano Ocejajfsoc@ono.com

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato