La confesión del Papa

Aún recuerdo una conversación con quien entonces era Asesor de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, en la época de Juan Pablo II, sobre el cambio de géneros y formatos de comunicación del pensamiento eclesial, papal; sobre el tránsito de la comunicación y articulación de las ideas, en textos no oficiales, a otras maneras del decir público: los libros de autor y los libros entrevista. Un género que Juan Pablo II usó con proliferación. Por cierto, un género ya tímidamente iniciado, y con éxito, con la conversación no literal de Pablo VI con Jean Guitton.

Ahora el Papa Francisco nos vuelve a sorprender con un libro entrevista con el periodista italiano Andrea Tornelli, publicado con una traducción discutida en algunos conceptos, y titulado “El nombre de Dios es misericordia”. Un libro que sintetiza mucho de lo que el Papa ha dicho, y está diciendo, en esta año de “perdonanza”. Un libro que debiera leerse antes que no pocas publicaciones teológicas y pastorales sobre esta materia, de desigual valor y calidad literaria, que proliferan en los escaparates de las librerías llamadas religiosas.

Uno de los aspectos que más destacaría en este precioso libro sobre ese bálsamo de la gracia de Dios, sobre esa caricia de Dios que es la misericordia, es la insistencia testimonial del Papa en el sacramento de la penitencia, en recuperación de la confesión sacramental.

Una insistencia que supone una propuesta de renovación de la práctica de este sacramento. Un sacramento maltratado por los experimentos pastorales que, en algunas diócesis españolas, se han generalizado desde el postconcilio, y que han arrasado con él. Llegará el día en que alguien diga que el sacramento de la penitencia, en España, se salvó gracias al empeño de algunos sacerdotes, entre los que se encuentran los de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Sic.

Y lo digo por experiencia. En mi ciudad natal, una vez que se murió un anciano jesuita, quienes mantenían encendida la lámpara del confesionario, siempre que estaba abierto el templo, eran esos sacerdotes. Todos los días de la semana, a todas horas.

Estas últimas navidades, en una larga sobremesa con un grupo de amigos, una chica contaba la experiencia que había tenido, no hacía muchas semanas, al acercarse a una parroquia importante de una diócesis muy querida y encontrase con que el sacerdote, en una celebración penitencial previa a la misa del sábado, había dado un absolución colectiva de las de primera división. Así, sin más distingos.

La propuesta del Papa Francisco de recuperar el tú a tú del sacramento, con esa forma de acogida, de comprensión, de verdad redentora del lado oscuro de la vida –dedicado esto a Star Wars-, supone uno de las formulaciones más alentadoras que se han leído recientemente en la Iglesia sobre este sacramento.

No sé si la atenta lectura, y meditación –porque es un libro para llevar a la oración- que propone el Papa sobre la misericordia, cambiará la vida sacramental de muchos sacerdotes. Estoy seguro que sí lo hará en muchos cristianos que se van a  acercar a esta sacramento, al encuentro con la infinita misericordia de Dios, al abrazo de Dios, de forma rediviva. 

 
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