La comunicación y los medios de la Iglesia

El Papa Francisco ha recibido, hace pocos días, a los componentes de la Primera Asamblea Plenaria de la Secretaría para la Comunicación de Vaticano. En su discurso sentó una serie de principios sobre la integración, o convergencia, de los medios vaticanos. Texto, por cierto, en el que fue enumerando a los destinatarios del mensaje como si de una lista de asiganción de tareas pendientes se tratara.

La primera clave que ofreció el Papa, y que bien pudiera trasladarse a la realidad española, es la de la reforma. Hay una pregunta que no pocos se hacen y que está en el imaginario de quienes piensan en una Iglesia “ex novo” a partir del pontificado del Papa Francisco. ¿Ha llegado la reforma del Papa Francisco a los medios de la Iglesia en España? Una pregunta muy genérica que exigiría una respuesta concreta en cada caso a partir de investigaciones que convirtieran, por ejemplo, los criterios de esa reforma en variables de análisis.

Los medios de la Iglesia siguen siendo una pieza sensible del engranaje de la presencia pública, no solo de la presencia institucional. La pregunta es si los modos de presencia de la Iglesia, en este nuevo tiempo, se han empapado de los criterios que propone el Papa. Hay quienes niegan este supuesto, o presupuesto, partiendo de una idea equivocada al considerar implíctamente que los medios son una parte importante de las estrategias de poder, dentro de la Iglesia, y hacia fuera, con la sociedad.  

Quizá sea esta la primera reforma, entender, en un sistema digital complejo, que los medios no son principalmente plataformas de poder, de lanzamiento de campañas personales –esa personalización excesiva del catolicismo social español- sino culturas, ámbitos culturales, espacios públicos de pensamiento y articulación de vida social. 

Lo que también está claro es que, en estos últimos años, no han proliferado iniciativas originales, creativas y novedosas. Quizá la reciente celebración, a instancias de los PP. Dominicos, de un Congreso sobre márketing religioso sea lo más refrescante que hemos visto.

Los medios propiedad de la Iglesia, han sido también termómetros de la capacidad del sujeto cristiano por tener una voz elocuente y una presencia significativa, ante la ausencia de otras formas.

La apuesta de la Iglesia en España por la comunicación y por los medios de comunicación ha sido una apuesta que, en no pocas ocasiones, ha vivido más de la tentación y de la forma política que de la reflexión intelectual y cultural. Esta forma ha limitado, en muchos sentidos, la creatividad de la Iglesia, y del sujeto cristiano, en ordena a alentar un tejido civil de elites intelectuales y culturales.

Y en esa parece que estamos y seguimos.


 
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