Clericalismo y “clericalistas”

El Papa Francisco durante la rueda de prensa en el avión en su vuelo de regreso de Lisboa. Vatican News.
El Papa Francisco durante la rueda de prensa en el avión en su vuelo de regreso de Lisboa. Vatican News.

Uno de los fenómenos que caracterizan la cuestión religiosa en España es el del anticlericalismo. Esto no quiere decir que sea un fenómeno exclusivo de nuestra nación.

El anticlericalismo, amplia y frecuentemente estudiado, no se entendería sin la Iglesia, que es el objeto de su ataque. Aunque mejor se comprendería, incluso históricamente, si de lo que hablamos no es de la Iglesia, sino del clericalismo.

Por lo tanto, habría que centrar la reflexión en el clericalismo, como deformación de lo eclesial, incluso en sus peculiaridades hispanas.

Clericalismo-anticlericalismo son dos caras de una moneda falsa.  Cuenca Toribio lo apuntó en su ensayo “Un posible punto de partida para el análisis de una cuestión clave de la Historia Española Contemporánea: El anticlericalismo”: “El anticlericalismo recoge toda su fuerza de ser como una reacción frente al clericalismo; y el poder de los clérigos, la conformación de la Iglesia católica en una trabada e impotente organización administrativa sigue casi al fin de las persecuciones romanas y las invasiones bárbaras”.

De la definición de clericalismo podemos entresacar tres ideas. Se trata de: la influencia excesiva del clero en los asuntos políticos; de la intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios; y de una marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices.

La insistencia del Papa Francisco en el clericalismo durante este pontificado, -en las últimas semanas ha repetido que son peores los laicos “clericalizados” que los sacerdotes “laicizados”, afirmación de libro, sin duda-, no parece que haya calado en el sujeto y en la estructura eclesial.

Habrá que ver si el proceso sinodal contribuye también a esa necesaria desclericalización de la Iglesia y a la desclericalización de los laicos clericalizados. O lo que contribuye a estos proceso, de verdad, es un cambio de mentalidad, en el que se tenga clara cuál es la naturaleza y vocación de los clérigos y de los laicos.

No hace mucho leí lo que sigue: “La infantilización de laicado y de la vida religiosa especialmente femenina que surge de esa debilidad mantiene, sin duda alguna, el sistema clerical. Hace que no surjan laicados con proceso suficiente para cuestionar al decisión del presbítero u obispo de turno y aportar soluciones propias. A su vez, provoca un cierto aletargamiento conjunto. El laicado no encuentra la palabra que le pertenece con propiedad. De esta forma, la estructura de poder tiende a consolidarse”.

¿Es así? ¿La afirmación del laicado sólo se verifica en dialéctica, oposición, con las  decisiones del sacerdote o del obispo? No lo niego en algunos casos, pero creo que la cuestión es anterior y, también, posterior.

 
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