El caso Formigoni
La historia se ha montado a partir de la publicación, y toda publicación es intencional, de unas fotos del presidente de la región de Lombardía, Roberto Fomigoni, miembro consagrado de Comunión y Liberación, durante unas vacaciones de Navidad en las Antillas, acompañado por dos personas, Piero Dacoò y Antonio Simona, encarcelados y con procesos judiciales en curso por causa de corrupción y malversación de fondos de la sanidad de la región presidida, por cuatro veces consecutivas, por Formigoni. A partir de ahí, la pelota ha comenzado a rodar, y con la ayuda de los informantes habituales y de lo que acompaña a la información filtrada de los cruces de procesos judiciales, económicos, políticos y eclesiales, se ha construido una arquitectura de imaginario público que ha tenido dos focos principales: el Movimiento fundado por Luigi Giussani y el cardenal Ángelo Scola, que parece estar en el punto de mira de todas las matracas preconclavistas.
A Comunión y Liberación, esta forma de actuar de la prensa italiana no le coge por sorpresa. Aunque el tiempo pasa, ya en 1976 se les acusó de estar financiados por la CIA, con una campaña de información y de opinión que trascendió con mucho los límites del territorio italiano. Una campaña que generó un clima de hostilidad social hacia los miembros de esa realidad eclesial que no se había vuelto a repetir. El tiempo cambia; la historia continúa y, ahora, de nuevo, por el hecho de que, sin caso judicial concluido y sin causa juzgada, un miembro de Comunión y Liberación, destacado político y presidente de la región más rica de Italia, esté siendo investigado, se ha aprovechado para que comenzaran a sonar los tambores de intoxicación con argumentos como el de la financiación irregular de esta realidad eclesial, de tráfico de influencias, de afán de poder, de tener controlada esa región... Nada nuevo bajo el sol.
Lo que sí es radicalmente nueva es la reacción inmediata del español Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación, que publicó, el pasado uno de mayo, un artículo en el diario "La Reppublica", uno de los principales medios instigadores de esta historia, en el que ofrece un testimonio público de la libertad de la Iglesia y de la afirmación cristiana. Un texto que no tiene parangón, rico en matices y en cargas de profundidad teológicas y espirituales. Se podía inscribir dentro de los referentes de la Escuela de Benedicto XVI de reforma y de purificación en la Iglesia, de las formas con las que Joseph Ratzinger está abordando el día a día. Sólo quien tiene un corazón pegado al de Benedicto XVI manifiesta la valentía suficiente para afirmar, por ejemplo, que "cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre con él, nos ha enseñado san Pablo. Nosotros, miembros de este cuerpo que es Comunión y Liberación, sufrimos con aquellos que están en el punto de mira de los medios, sabedores de nuestra debilidad por no haber dado un testimonio suficiente ante ellos; y esto nos hace más conscientes de la necesidad que tenemos también nosotros de la misericordia de Cristo".
Pero la historia no acaba aquí. La manera italiana de abordar estas cuestiones pasa porque, entre otros, el pensador laico y editorialista del "Corriere della Sera", Galli della Logia, publicara un artículo planteando la cuestión, a raíz de este caso, de si el cristianismo debe ser hegemónico socialmente o debe reducirse a la vida privada. Planeta el tema del testimonio cristiano en la sociedad plural, amén de otras ideas relacionadas con el poder y la modernidad, de las que tanto nos hablara Romano Guardini. A este inserto han respondido varios intelectuales. Algunos, miembros de Comunión y Liberación, otros no, por ejemplo el judío Claudio Morpuro. Muchos son los asuntos que se están debatiendo en Italia: ¿Quién determina la imagen de un movimiento eclesial? ¿Los medios? ¿Qué tipo de medios? ¿Es la salvación del cristianismo su forma política? ¿O es la forma política y social su principal enfermedad?
Dejemos que pase el tiempo, que corra la tinta, y mantengámonos atentos, muy atentos, al debate que se está produciendo en Italia.
José Francisco Serrano Oceja
jfsoc@ono.com
