El cardenal universitario

Le tocó de lleno el mayo del 68, que en España pudo ser el abril del 69. Ocupó, en la universidad del episcopado, entonces de todo el episcopado, cargos relevantes, siendo el de Vicerrector el más destacado, en un momento en el que tuvo que recorrer España para buscar fondos que modernizaran ese centro académico.

Lo que no se puede negar es que al cardenal Rouco le va el ambiente universitario, en el que se siente a gusto. Lo ha demostrado esta semana cuando se ha reunido con más de un centenar de profesores de Madrid. Reproduzco literalmente algunas de las ideas de su intervención, en pos de la fidelidad al sentido de lo dicho, que nos indican el estado de la conciencia universitaria según el arzobispo de Madrid. Un encuentro, se podría decir, a la sombra de la presencia del Papa en El Escorial.

- "Voy a hacer una introducción sobre la percepción personal y pastoral del momento actual de la universidad. La universidad no nace en función del poder político, ni del poder siquiera. En sus horas iniciales fue una institución a través de la cual se encauzaba un deseo de avanzar en el conocimiento de Dios y del hombre".

- "Y si hay crisis de la universidad –que no sólo es un fenómeno en España sino europeo-, habría que preguntarse si también la crisis universitaria es una crisis antropológica, una crisis del alma y una crisis del espíritu, y si no habría que asumir la responsabilidad personal de los universitarios católicos, que son católicos y quieren serlo, acertando con el diagnóstico y con iniciativas propias de apostolado universitario".

- "El profesor universitario tiene que vivir de algún modo martirialmente, enseñar la verdad siempre, pero en esta época con mucha fuerza. Enseñar la verdad en ciertos temas es puro martirio y mostrársela a los alumnos así, de tal manera que haya coherencia entre lo que dices y cómo lo dices. La universidad del 68 era la universidad del debate permanente y de los diálogos sin fin. No sólo en España, también en Munich. Era también una lucha por la verdad y la autenticidad de la universidad. El poder puede ser anárquico, puede ser prusiano... El profesor tiene que vivir esa vocación muy bellamente. Dedicarse al conocimiento de las ciencias empíricas forzosamente hay que hacerlo con un rigor metodológico sin ninguna reserva. Llevar a los jóvenes universitarios esa especie de moral y de ética de que lo que importa es el conocimiento de la verdad en su totalidad es decisivo".

José Francisco Serrano Oceja

jfsoc@ono.com

 
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