El cardenal Scola

El pasado domingo, la hoja dominical "El País", de la mano de su correspondiente romano e italiano publicaba una página dedicada al cardenal Ángelo Scola. Con todo mi respeto por la persona del redactor, a partir del titular "El oscuro discípulo del Papa", lo que venía a continuación no era más que una fortificación de manipulaciones intencionadas, de datos descontextualizados, de informaciones relevantes silenciadas, de historias traídas por los pelos de la confirmación de la tesis. Un baturrillo o ensalada de pasta chuta que bien seguro ha complicado la digestión de no pocos.

Ni el cardenal Scola es el oscuro discípulo del Papa, ni Comunión y Liberación es el movimiento ultraconservador de moda en Italia, el paraguas bendito de Berlusconi y los suyos, y la larga manos de la reconquista política de aquella querida nación. El cardenal Scola es, sin duda, discípulo de Von Balthasar, Guardini y de don Giussani; se podría decir que es, como cualquier persona que se precie intelectualmente de la tradición suiza-alemana, discípulo de Benedicto XVI en su diálogo con la modernidad. Y, respecto a Comunión y Liberación, sinceramente es un Movimiento de Iglesia que ha sabido tender los puentes con la cultura contemporánea y con el pensamiento más puntero desde la fidelidad a la Tradición y la Magisterio de la Iglesia. No me imagino a su Presidente, el sacerdote español Julián Carrón, diseñando la estratega política de ninguna formación italiana. Los de Extremadura, gracias a Dios, han sido siempre más claros en lo esencial.

Pero, ¿cuál es el problema de este reportaje? La cuestión, entre otras, radica en que Benedicto XVI ha señalado de forma muy significativa al cardenal Scola. Y que te señale positivamente un Papa siempre pasa factura. El cardenal Scola fue Rector de la Universidad Lateranense. Cuenta con amplias relaciones en España, por ejemplo, con el Delegado del cardenal Rouco para los Centros San Dámaso, Javier Prades, con quien escribió una de las más importantes antropologías teológicas publicadas. El Papa ha hecho un nombramiento para el futuro, y lo ha hecho, según podemos colegir, porque el trabajo del cardenal Scola en Venecia había colocado a esa Iglesia en la avanzadilla del diálogo con las grandes cuestiones de nuestro tiempo, principalmente con el Islam, con Oriente, con las civilizaciones y culturas emergentes. Ahí está su Fundación Internacional Oasis, su Centro, sus publicaciones, sus actividades.

No es la primera vez que el cardenal Scola destaca por afrontar con solidez los retos del presente, tanto fuera como dentro de la Iglesia. Hace ya años que trabajó, como respuesta al disenso a partir de la Humanae Vitae, en la construcción de una teología del matrimonio, de un antropología cristiana capaz de dialogar con las filosofías de hoy. Durante no poco tiempo dedicó sus esfuerzos a interpelar a la laicidad. Sus libros, editados en España por Encuentro, son una buena muestra.

A un hombre de esta talla, es a quien Benedicto XVI ha nombrado arzobispo de Milán. Seguro que ahora se entiende, más allá de iluminaciones intencionadas.

José Francisco Serrano Oceja

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato