Y ahora, los Heraldos del Evangelio

Hace unos días, la noticia era solo un rumor. Por tanto, no era noticia. Me refiero a lo publicado en Italia sobre la posibilidad de que la Congregación para la Vida Religiosa instituyera una comisión que actuara, investigara, fiscalizara, gobernara ad tempus, a los Heraldos del Evangelio, por cierto, asociación privada de fieles de la Iglesia en una de sus ramas.

El rumor, como diría el ínclito, es la antesala de la noticia. O no. El rumor es también el mecanismo psicosocial de relación entre una demanda insatisfecha y una oferta informativa escasa. O quizá el rumor es la piedra que se lanza por una mano se desconoce y esconde. Al fin y la cabo, ante el rumor hay que preguntarse siempre, “¿qui prodest?”.

Ahora, la noticia no es un rumor. Por un lado, la información, el superior general de la sociedad de vida clerical de los Heraldos, -bueno, no se denomina así pero para entendernos-, monseñor Joao Scognamiglio Clá Días, brasileño de 77 años, ha presentado la renuncia. Inmediatamente, cuando recibí la noticia, pensé que la sombra de Benedicto XVI es muy alargada.  Igual me equivoqué.

Y, segundo, una noticia de un medio digital internacional que publica un vídeo que algunos habíamos visto hace tiempo. Una información en la que se ofrecen algunos contenidos ciertamente preocupantes. Contenidos que se tienen que aclarar en su contexto.  Si responden a prácticas coyunturales, circunstanciales, en qué momento se produjeron... 

Los Heraldos del Evangelio, nos guste o no su hábito,- cuestión disputada-, al menos los que andan por España, son personas que se desviven por el Evangelio y por difundir la devoción la Virgen María. De esto pueden dar testimonio, por ejemplo, quienes están en los ámbitos de la Delegación de Apostolado seglar del arzobispado de Madrid.

Pero la clave de este momento es la sospecha, y el vídeo que debe ser aclarado. Hay no pocas personas en la Iglesia que se muestran complacientes con el método de la sospecha por sistema. Incluso dan un paso más y se empeñan en causas generales.

Que el superior general de los Heraldos del Evangelio, para entendernos, ha presentado su dimisión después de haber sufrido un ictus terrible, es un hecho. Que determinadas prácticas espirituales, oracionales, de exorcismos, deben entenderse en su contexto y no deben iniciar algunas dinámicas nefatas, también.            La Iglesia es madre y maestra, pues eso, magisterio y maternidad, y la purificación que conlleva.

Ah, y por favor, menos causas generales que sean solo particulares. 


 
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