Votar entre costuras

Semana de Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. Del amor en los tiempos de cólera al amor entre costuras. De las votaciones en tiempos de cólera a las votaciones entre costuras para un nuevo tejido del ejercicio de la colegialidad episcopal. 

Se inaugura, por tanto, un nuevo tiempo, que, será sin duda, un nuevo inicio. Cada época en la Conferencia Episcopal ha representado una nueva fisonomía, aunque lo que no se puede negar es que este organismo, que tiene como referente la colegialidad, mantiene las pulsiones y las tensiones de lo humano en la Iglesia, y una cierta pendiente a dividirse en dos grupos o facciones de compleja denominación. 

La principal peculiaridad de esta semana es la presencia de la ausencia del cardenal Rouco, un juego de algo más que palabras. El arzobispo de Madrid está en pleno ejercicio de su ministerio. Quienes por activa, por pasiva, por media y por perifrástica, intentaron que no llegara esta plenaria en plenas facultades se han estrellado con la mesura y sabiduría de la historia. 

Nos encontramos ante el atisbo de la época postcardenal Rouco, que se tiene que configurar no solo en el ejercicio del liderazgo mediático, sino en el de la autoridad interna, que es la más compleja. Veremos por tanto cómo el complejo “antirouco”, que se ha anticuado en la imagen pública que han pretendido ofrecer algunos medios de comunicación, se deshace por la dinámica de la historia.  Un complejo “antirouco” que tiene mucho de “antimadrid”, una especie que históricamente siempre ha caído en gracia en la calle Añastro. 

En este sentido, es lógico que las miradas de todos, de unos y de otros, estén puestas en monseñor Ricardo Blázquez en la medida en que representa una transición tranquila. La edad de presentación de su renuncia coincidiría con el fin del mandato en la Conferencia Episcopal. Don Ricardo ya fue presidente en un solo trienio, y éste sería el reconocimiento a una trayectoria singular, marcada por el servicio a causas y a diócesis nada fáciles. 

Como en la Iglesia se mezclan las generaciones de obispos con las constelaciones, el momento después quedará señalado por la designación de Vicepresidente, de los miembros del Ejecutivo y de las Comisiones Episcopales. La elección del Vicepresidente marcará, sin duda, el equilibrio de fuerzas y de sensibilidades, aunque, para ser sinceros, en estas elecciones el criterio dialéctico deja de tener peso en la media en que los candidatos podrían ser votados por todas las constelaciones.

Así estamos, en los días previos de una nueva costura de nuestro episcopado.  

José Francisco Serrano


 
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