¿Solo en Chile?

Parece sorprendente que el caso de la Iglesia en Chile, o de los obispos chilenos, -una vez que ya no solo es el caso Barros o Karadima-, se esté convirtiendo en una especie de plebiscito en el pontificado del Papa Francisco. Un caso en el que se mezclan demasiados temas y en el que han actuado demasiados y no siempre trasparentes actores, tanto en Chile como en España. 

A la espera de las decisiones que tome el Papa, la carta reservada, hasta que se filtró, que ha entregado a los obispos chilenos es uno de los textos más dramáticos de este pontificado. El horizonte de una catarsis colectiva siempre es traumático. Y ojo, cuando las barbas de tu vecino veas pelar, deja las tuyas ya sabes dónde.

El Papa, en un extenso texto, les dice a los obispos chilenos que “mesianismos, elitismos, clericalismos, son todos sinónimos de perversión en el ser eclesial; y también sinónimo de perversión es la pérdida de la sana conciencia de sabernos pertenecientes al santo Pueblo fiel de Dios que nos precede y que -gracias a Dios- nos sucederá”. ¿Mesianismos, elitismo y clericalismo solo en Chile?

En otro momento, añade que debemos cuidarnos de la “tentación de querer salvarnos a nosotros mismos, salvar nuestra reputación ("salvar el pellejo"); que podamos confesar comunitariamente la debilidad y así poder encontrar juntos respuesta humildes, concretas y en comunión con todo el Pueblo de Dios. La gravedad de los sucesos no nos permite volvernos expertos cazadores de "chivos expiatorios". ¿Solo en Chile?

Y, por último, destacaría un tema: la homosexualidad activa. Dice el Papa en una de las abundantes notas del escrito: “En el caso de muchos abusadores se detectaron ya graves problemas en ellos en su etapa de formación en el seminario o noviciado. De hecho, constan en las actas de la "Misión especial" graves acusaciones contra algunos Obispos o Superiores que habrían confiado dichas instituciones educativas a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa”. ¿Solo en Chile?

Argumento que, paradojas de la vida, hace mucho tiempo oí, en una visita a Roma, al cardenal Darío Castrillón, que fallecía el día en que se filtraba esa carta. Paradojas de la historia.



 
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