Semana martirial

Los datos de esta beatificación expresan una elocuencia abrumadora. La Causa más numerosa es la de Tarragona, con 147 mártires. La diócesis de Tarragona es la que tiene también un mayor número de mártires nacidos en esa tierra, seguida de Burgos con 68. De los nuevos beatos, 514 son españoles y 8 extranjeros (3 franceses, 2 cubanos, 1 colombiano, 1 filipino y 1 portugués). La condición eclesial de los nuevos beatos es: 3 obispos, 88 diocesanos, 15 sacerdotes de la hermandad de los operarios diocesanos; 412 religiosos consagrados y 7 laicos.

Los tres obispos lo eran de Lérida, Jaén y Tarragona. 82 sacerdotes procedentes de Ávila, Barcelona, Cartagena, Jaén, Lérida, Madrid, Menorca y Tarragona; y 3 seminaristas, de Tarragona y Jaén.

Los religiosos fueron: 74 hermanos de las Escuelas Cristianas;
66 hermanos maristas;
38 Benedictinos;
33 Capuchinos;
27 Hijas de la Caridad;
24 hermanos de San Juan de Dios;
23 Claretianos;
19 Carmelitas de la antigua observancia;
19 hijos de la Sagrada Familia;
19 Mercedarios;
14 Paúles;
11 Carmelitas descalzos;
9 Mínimas;
6 Redentoristas;
6 Trinitarios;
5 religiosos de los Sagrados Corazones;
4 Siervas de María;
4 hermanos Carmelitas de la enseñanza;
3 Franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor;
2 Dominicos;
2 Franciscanos;
2 Hijos de la Divina Providencia (orionistas);
1 Calasancia; y
1 Jerónimo

Y los laicos, 5 hombres, de Barcelona, Lérida, Madrid y Jaén; y
2 mujeres, de Barcelona y Valencia.

No debemos olvidar que ya son 1001 beatos mártires del S. XX en España, 11 de ellos canonizados. Durante el Pontificado de Juan Pablo II fueron beatificados 471 mártires; en el de Benedicto XVI, 530. Proceden de 55 causas y se han celebrado 14 ceremonias de beatificación.

Sin embargo, hay diócesis en España remolonas, en las que el trabajo de las Causas se está ralentizando por motivos incomprensibles. La ceremonia del próximo domingo ayudará a ahuyentar, sin duda, no pocos de los fantasmas que circulan en el interior de la Iglesia en España a propósito de este tesoro martirial.

José Francisco Serrano Oceja