Paralipómenos

Sus nombres son: monseñor Alfonso Carrasco Rouco, obispo de Lugo; Olegario González de Cardedal, de la Universidad Pontificia de Salamanca y Premio Ratzinger 2011; Pablo Blanco, de la Universidad de Navarra; Gabino Uríbarri, de la Pontifica Universidad de Comillas; y Manuel Aroztegui, de la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

No voy a decir que llevamos demasiados meses de retraso en la publicación de esta obra que, por no pocas razones, es determinante para el pensamiento cristiano contemporáneo. Si podemos leer a Ratzinger, por qué leer a otros. De los dieciséis tomos previstos, en Alemania ya degustan un número no desdeñable. En España, como siempre, escopetas con retardo. Para más inri, los libros del profesor Ratzinger padecían la dispersión lógica del mercado editorial, que en no pocas ocasiones respondía a las modas, a las filias y a mucho más que las fobias. La BAC, que está dando un estirón, no da abasto con todo. Por cierto, prepara esta santa casa la edición de un libro sobre san Juan de Ávila y la reforma de la Iglesia, de un reconocido y querido arzobispo, que hará las delicias de los especialistas en verdaderas y falsas reformas en la Iglesia.

Segundo. Estos días se publica, por primera vez en España, por la editorial Encuentro, buque insignia del autor Ratzinger, su tesis sobre "Pueblo y casa de Dios en la doctrina de san Agustín". Un texto de alto voltaje teológico, que no vendrá nada mal para iluminar el nuevo Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal, verdadero texto de referencia. Lo demás, paralipómenos.

Y tercero. Valencia no es sólo la sede de la algarabía radical; los jóvenes estudiantes han sido los protagonistas de la nueva dictadura social del burgués proletariado. Será la sede del Congreso de pastoral Juvenil, si no hay remedio económico por medio, que organiza la Sub-Comisión del ramo de la Conferencia Episcopal. No es el lugar para dilucidar si alguien se adelantó a que la noticia naciera del seno de los obispos, si ya se sabía, si no se sabía, si se dejaba de saber, si había quién lo sabía, si por qué se supo, si por quién se supo... La cuestión está en que, en la reunión de los responsables de la pastoral juvenil de la Iglesia, cuando se planteó la necesidad de una diócesis que pudiera y supiera organizar un encuentro de tamaña naturaleza, sólo Valencia tenía lo papeles en regla. Madrid sigue en la JMJ; Barcelona está dedicada a la MM; Sevilla se recompone; Valencia espera, pacientemente, pero espera.

José Francisco Serrano Oceja

jfsoc@ono.com

 
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