Palabra de don Juan José Asenjo

Don Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, no se prodiga en los medios. Y no será porque no maneje el escenario de las luces y de los micrófonos. La experiencia de sus años de secretario general de la Conferencia Episcopal, las luces… y algún error del que, sin duda, ha aprendido, le avalan.

El arzobispo de Sevilla es un hombre que en apariencia se manifiesta como introvertido. Pero en la práctica llena las relaciones, las conversaciones, con una familiaridad digna de encomio.

En esta cuaresma ha concedido una interesante entrevista a la edición del ABC de Sevilla, a su corresponsal religiosa, Aurora Flórez, en la que apunta algunas interesantes noticias sobre su ministerio en esa preciosa Iglesia del sur de España.           

Señala don Juan José, sobre el futuro de su trabajo allí, antes de que, dentro de cinco años, presente la renuncia al Papa que “primero hay que seguir este año el Jubileo de la Misericordia, en el que estamos llamados a la conversión personal y a vivir la misericordia en nuestra relación con nuestros hermanos. Estoy convencido de que va a ser ocasión para renovar la administración del sacramento del perdón y de la reconciliación con Dios y la Iglesia y se están dando pasos en este sentido. También estamos trabajando en afianzar la recepción del Directorio de Iniciación cristiana y recuperar el catecumenado y los sacramentos del Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación”.

Los proyectos no son pocos. Insiste el arzobispo de Sevilla en que “elaboramos el Plan Diocesano de Pastoral para los próximos cinco años colegialmente trabajando con el material elaborado por el obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez Sierra y también queremos afianzar la implantación de la Acción Católica —que tiene más de cien años— fortaleciendo este movimiento apostólico”.

Preguntado si los obispos españoles viven en la opulencia, señalando al cardenal Rouco, o si han cerrado los ojos a la pederastia, como, según la periodista, el arzobispo de Granada, –no sé muy bien si estas identificaciones responden al interés periodístico o a algo más-, contesta don Juan José Asenjo que “no conozco ningún obispo español que viva en la opulencia. No es verdad que monseñor Rouco viva en un ático maravilloso de 400 metros cuadrados. Vive en un piso modesto con tres religiosas y tiene allí la secretaría. Yo he estado allí. Los obispos vivimos con modestia. Yo ocupo este Palacio pero prefiero el piso que tenía en Córdoba, más recogido y confortable. Con respecto al arzobispo de Granada, tampoco es verdad. Él fue el primer sorprendido por las noticias que le llegaron. Es amigo mío y conozco el caso”.

Por último destacaría de la entrevista la respuesta a la pregunta por quiénes son los que hace daño a la Iglesia. He aquí la contestación del arzobispo de Sevilla: “Todos los malos cristianos. Todos los que no somos tan buenos como deberíamos ser, los que no son fieles y generosos. El Papa Pío XII dijo que la Iglesia es como los vasos comunicantes. Somos reos de los pecados ajenos”. 

 
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