La Iglesia y la campaña electoral

Avanza la campaña electoral y las aguas se revuelven. Se da la paradoja de que, en las elecciones probablemente más determinantes de la historia de España desde la Transición política, aún no tenemos una nota de la Conferencia Episcopal con unos criterios básicos sobre los que reflexionar acerca del voto en conciencia.

Como esta es una cuestión que no afecta al dogma y a las costumbres, pues reflexionemos sobre ella, en paralelo a lo que se está haciendo en otros foros. Debate público y opinión pública libre en la Iglesia.

Quizá no tengamos esta nota porque se considere que ya no hace falta este medio de presencia/elocuencia; o porque no se crea en su eficacia, o se piense que podría traer más prejuicios que beneficios; o se entienda que las condiciones de recepción/percepción de un escrito público sobre esta materia ya no son bien percibidas, entendidas adecuadamente, en la sociedad. O, incluso, porque interfiere en el diálogo intrahistórico que se está teniendo con todas las formaciones políticas, también con Podemos, por supuesto.

Lo que está claro es que el pronunciamiento episcopal previo a las elecciones, en la perspectiva de los años, más allá de los períodos inmediatos de presidencias de la Conferencia Episcopal, ha sido una práctica común, sobre todo en los primeros años de la Transición, es decir, en la época del cardenal Tarancón. No es, por tanto, algo que se inventara el cardenal Rouco.

El hecho de que aún no se haya emitido puede estar indicando también que nos encontramos en un tiempo nuevo, incluso, en la forma de presencia pública de la palabra de los obispos. Aunque es cierto que como estamos en un tiempo nuevo, -ahí estamos todos-, una nota previa a las elecciones desde los presupuestos de este tiempo nuevo serviría para marcar las diferencias con épocas pasadas.

También puede ser que se haya decidido trasladar esta actuación a cada obispo en su diócesis. De ahí que el cardenal Cañizares, junto con su obispo auxiliar, ya hayan hablado, recordando los principios básicos de la Doctrina social de la Iglesia, y apuntando –y esta es una de las funciones clásicas de este tipo de escritos- una prioridad o jerarquía de cuestiones relevantes, que no pueden pasar inadvertidas a la hora de depositar el voto por parte de los católicos.

Mientras, se produce el sano ejercicio de reflexión en los medios y foros de pensamiento y de información. Hemos podido leer estos días que Jaime Mayor Oreja está insistiendo en que hay que llenar el hueco que ha dejado el PP.

También la Revista “Vida Nueva” ha abierto el debate con una portada sorprendente, y atractiva, en su último número. Con una foto del perfil desdibujado de Rajoy, un titular entre comillas que dice “No debemos nada al PP”, y un antetítulo “Iglesia y fin de legislatura”.

La primera pregunta que se le ocurre a uno, al leer esta portada, es: ¿Quién dice que no le debemos nada al PP? ¿El antetítulo? Una lectura detenida del editorial y de varias piezas interiores, merecerían un adecuado diálogo público.

 

Por cierto, sin ánimo de iniciar ese debate, que daría para mucho en lo referido a si la Iglesia debe deber algo a algún gobierno. Quien sí le debe algo al PP son los propietarios de 13 TV. ¿Les suena?

José Francisco Serrano Oceja

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