Hemorragia de cristianos
“Hemorragia humana”, “justicia de Dios”, “catástrofe humana”, “desaire a la civilización”, son algunas de las expresiones que se pueden leer.
Los responsables de las Iglesias señalan que “para los opresores que obran con plena condición de causa y para los insensatos que abusan de nuestro pacifismo sabemos que la justicia de Dios tendrá la última palabra”.
En el texto hecho público hacen un llamamiento a la comunidad internacional. Se dirigen “a las Naciones Unidas y a los países interesados en modo directo en la guerra en Siria, Irak y Palestina”, y les piden “terminar con los conflictos, cuyos objetivos son ya muy claros: destruir, matar, alentar el éxodo, relanzar las organizaciones terroristas, difundir el espíritu de intolerancia y de conflicto entre las religiones y las culturas. La continuación de esta situación y la incapacidad de establecer una paz justa, global y duradera en la región, asegurando el retorno de los refugiados y de los evacuados a sus casas en la dignidad y en la justicia, quedará como un estigma de vergüenza para todo el siglo XXI”.
La presencia de los cristianos en Oriente Medio es una forma de ciudadanía amenaza por quienes equiparan las leyes del Estado con las de la religión.
Por eso los patriarcas cristianos renuevan su apuesta por “permanecer ligados a la proclamación de la verdad en la caridad y a la defensa valiente de la legitimidad de la separación entre el Estado y la religión en la constitución de nuestras patrias, y de la igualdad de todos en derechos y deberes, sin mirar a la pertenencia religiosa o comunitaria. Se trata de una condición sine qua non para que estén seguros los cristianos y los otros pequeños componentes nacionales”.
