El Gobierno samaritano

A la espera de rendir las cuentas de conciencia en el juicio particular, o en el juicio final, o en el juicio de la historia, por eso de que la misericordia de Dios alcanza hasta los límites del último suspiro, en Moncloa se están apresurando a dejar cerradas algunas cuestiones. Quizá alguien haya pensado que es mejor un dulce sabor de boca que un amargo resquemor. O que, con la venida del nuevo gobierno del PP, no está bien que las medallas se las cuelguen otros. Los gobiernos, pasan; la Iglesia, permanece.

Hay que sumar, al cierre de las cuentas y de lo contado de la JMJ, los honores, las condecoraciones, civiles y, sobre todo, eclesiásticas. Pero el golpe de gracia ha venido con motivo de lo publicado el pasado 14 de noviembre, del Real Decreto 1619/2011 "por el que se establece el nuevo régimen de equivalencias de los estudios y titulaciones de Ciencias Eclesiásticas de nivel universitario respecto de los títulos universitarios oficiales españoles, en cumplimiento de lo dispuesto en el Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede de 3 de enero de 1979 sobre Enseñanza y Asuntos Culturales". Es decir, la actualización del Real Decreto 3/1995 con el que se reconocieron los efectos civiles a los títulos eclesiásticos. Por cierto, han sido los gobiernos socialistas quienes han dado este paso en cumplimiento de los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado, antes y ahora. El apósito de la reciente norma fue que se aprobó al mismo tiempo que una similar de las Confesiones Evangélicas, por eso de los miles de creyentes de estas confesiones que estudian Teología en España.

A partir de la entrada en vigor del Decreto, quienes sean Bachilleres, Licenciados y Doctores serán civilmente Graduados, Másteres y Doctores. Lo interesante, y lo novedoso, es que se amplía el catálogo de las titulaciones. Por ejemplo, a las de Ciencias Religiosas, por más que se opusieron algunas Facultades de Teología. El Ministerio de Educación ha sido más generoso que algunas instituciones eclesiásticas, no que la Conferencia Episcopal. La equivalencia sería la siguiente: Grados civiles, equivalentes a los Bachilleres en Theologia, en Philosophia, en Scientiis Religiosis. Másteres civiles, con una duración mínima total de 300 créditos ECTS, a los Licenciados en los títulos clásicos, además del Derecho Canónico, más un catálogo muy amplio que va desde la Sagrada Escritura a la Música Sacra. Y Doctores equivalentes a los títulos eclesiásticos de Doctor in Theologia, in Philosophia, in Iure Canonico, in Sacra Scriptura, in Sacra Liturgia, en Historia Ecclesiastica, e in Archeologia Christiana.

Pero aquí no concluyen las samaritanas disposiciones del Gobierno. A la merecida y obligada Medalla al Mérito de monseñor José Sánchez, que no tenía por qué haber llegado cuando éste ya está jubilado, se suma una inminente aprobación de una serie de legítimas y justas reivindicaciones no de lo civil, sino del tercio ligado a la monarquía de Flandes. Pero vamos a esperar, por si acaso.

José Francisco Serrano Oceja

 
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