Diario de un cura “pelao”

El Sínodo de los obispos sobre la Nueva Evangelización está suponiendo un baño de realismo para la Iglesia. Quien quiera encontrase con la Iglesia real, no con la imaginada de los estereotipos, de las falsa construcciones mentales, de los imaginarios colectivos, no tiene más que leer los resúmenes de las intervenciones de los padres sinodales, de los auditores, de los invitados. El Sínodo de los obispos sobre la Nueva Evangelización ayudará a la Iglesia a centrarse en lo esencial y a acabar con ese silencio sobre lo esencial que ha pesado, como una losa, sobre la mentalidad de no pocos cristianos en el siglo XXI.

Si ha habido un argumento recurrente en las intervenciones de los padres sinodales, y en los textos de relaciones del Sínodo, ha sido el de la parroquia, y el de la vida y el ministerio del sacerdote. El tejido de la Iglesia se zurce con los hilos de la ejemplaridad, de la santidad de no pocos de sus miembros. Sirva un nombre, y un caso, y una causa, con apellidos, dirección postal y horas fijadas de misa, confesionario y despacho, para alentar y motivar el trabajo impagable de miles de sacerdotes que, día a día, son la mejor carta de presentación de la Iglesia de Jesús y de su Evangelio.

En estos días pasados he tenido el gozo de leer unas memorias de un párroco enamorado. Se llama don Jesús Mateos, y es Párroco de la Iglesia patronal de Valladolid, San Lorenzo, hogar de la entrañable advocación de Nuestra Señora de San Lorenzo. Don Jesús acaba de publicar su historia y sus recuerdos de sacerdote enamorado, de sacerdote de cuerpo entero, de sacerdote entregado sin límites a los demás.

Dice, en el pórtico del libro, el director de la edición del diario La Razón de Castilla y León, el periodista Jesús Fonseca, que don Jesús Mateos que es un cura "pelao". Y lo explica así: "Lo que verdaderamente importa de un cura es que acoja y quiera. El entusiasmo por la vida que sea capaz de trasmitir. El resto son vainas. Camelancias que poco importan. Como aquel "frailecillo de la risa", que es como llamaban los calzados a san Juan de la Cruz, ese "cura pelao" que es don Jesús, podría afirmar también: "Ya no guardo ganado ni tengo otro oficio, que ya sólo amar es mi ejercicio" Este es el diario de un enamorado que sólo sabe trabajar con el amor y proyectarlo a su alrededor y más allá".

Con una introducción firmada por el arzobispo emérito de Valladolid, monseñor José Delicado Baeza, el libro titulado "Diez años junto a la Virgen" es mucho más que una gavilla seleccionada de experiencias sacerdotales. Es un homenaje a tantos sacerdotes, santos y sabios, hombres entre los hombres, otros Cristos como Cristo, que extienden su mano, día a día, en los momentos y las circunstancias más insospechadas a favor de los más pobres y necesitados de Dios.

San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia, disfrutaría leyendo este singular libro de un ejemplar cura castellano hasta la médula y sacerdote hasta las entrañas de su existencia.

José Francisco Serrano Ocejajfsoc@ono.com

 
Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato