Auditoría a la Conferencia

Lo viejo no acaba de morir, y lo nuevo no acaba de nacer. “Interregno”, que diría Gramsci, también en la Iglesia. No vaya a ser que venga Lampedusa a recordarnos aquello de que “todo cambia, para que nada cambie”. Interregno mezclado de incertidumbre, de perplejidad. Hay que buscar el hueco, ver la jugada.

El centro de la atención mediática, más interna que externa, está en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal española que se reúne durante estos días en la calle Añastro. Mucho movimiento, priman los corrillos a las asambleas. Ruido de fondo. El Nuncio ausente; no es lógico que se marche, si es que se va, sin despedirse. El presidente de la Conferencia Episcopal, don Ricardo, más presente que nunca. Atentos a las coordenadas de nombramientos, se cierra el primer ciclo. Y las noticas, rumores, se disparan.

La complejidad política y social ejerce su presión sobre la palabra pública de la Iglesia. El Papa lo llena todo y nadie se atreve a sacar la cabeza por la línea del horizonte. Por más que se diga, hacía mucho tiempo que la Iglesia en España no miraba tanto a Roma. De Roma viene lo que a Roma va, o los que a Roma van. ¿Una nueva tortícolis, que diría el cardenal Tarancón, de tanto mirar a Roma? Tarancón, persona y figura.

Y a Roma no van todos, solo algunos, de oficio y de beneficio. Aparece una nueva generación episcopal en el horizonte. Nosotros somos nuestro tiempo, que diría san Agustín, pero también nuestros amigos, nuestras relaciones, nuestra comunidad. Nuevas constelaciones. Círculos virtuosos de influencia. Mientras, se produce una distancia entre la palabra púbica de la Iglesia y la sociedad. Han cambiado el agua. Los mensajes no llegan porque faltan interlocutores.

Don Ricardo plantea, expliciter e impliciter, la cuestión de la Constitución y la de los Acuerdos Iglesia-Estado. Don Ricardo está empeñado en salvar lo real y en entonar el “Requiem aeternam…” a lo que sea menester.

No todo el mundo por los pasillos de la Conferencia Episcopal está de acuerdo con la estrategia de facilitar el camino de la reforma de los Acuerdos aceptando, de partida, la tesis. Hay quien dice, y sabe de lo que habla, que se debiera esperar a lo que los interlocutores pongan sobre la mesa. Cada autor, una sentencia. Adelantarse o esperar, el signo de los tiempos de la Iglesia.

Y don Ricardo, que cada vez deja más huella, ofrece un bálsamo de hermenéutica sobre contexto y texto, y apunta algunas iniciativas. Por ejemplo, la auditoría a los organismos de la Conferencia. Con motivo del cincuenta aniversario, ¿se planteará la reforma de sus Estatutos?

El presidente dixit: “Por fin, aprovecharemos el cincuenta aniversario para revisar y eventualmente actualizar el funcionamiento, organización y Estatutos de la Conferencia y someteremos, como establece nuestro vigente Plan Pastoral, a una evaluación evangelizadora todos los organismos de la CEE”.  

Genérico o específico. Hermenéutica. 

 
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