Occidente sin complejos (I)

Grecia clásica.
Grecia clásica.

Nuestra civilización occidental se ha forjado a lo largo de los siglos con raíces en el pueblo hebreo, el pensamiento de los sabios griegos, la organización del imperio romano, y el desarrollo sorprendente del cristianismo que ha conseguido asimilar esos logros anteriores, aun en medio de importantes dificultades. Esto se repite muchas veces, aunque quizá no seamos conscientes del logro humano que supone la construcción de este modo de vida, y menos quizá de la necesidad de desarrollarlo sin complejos.

Sí, durante miles de años el progreso ha significado la mejoría de las condiciones de vida en sociedad, los principios fundamentales de la convivencia, las leyes que encarnan la justicia, el desarrollo de las ciencias, todo y más ha sido posible por el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana. Esto significa que cada hombre y mujer no es un medio sino un fin en sí mismo a quien la sociedad debe respetar.

Ciertamente ese proceso sustancial ha sufrido muchos retrocesos, las guerras han destruido muchos logros, y la frecuente tentación de los colectivismos han puesto a la persona al servicio de unas utopías inhumanas. Ejemplo penoso son las esclavitudes antiguas como la padecida por el pueblo hebreo al servicio de Egipto, la de las tribus sometidas por el imperio inca, la esclavitud de los africanos transportados al Nuevo Mundo, y las esclavitudes modernas con la trata de personas y sobre los emigrantes.

Los colectivismos modernos, con el comunismo y sus transformaciones, llegan hasta hoy día dejando naciones y sociedades sin libertad y hundidos en la pobreza. El nazismo ha llevado a cabo el genocidio sistemático sobre el pueblo judío, y los populismos de diverso signo continúan hoy día invadiendo las instituciones y manipulando a los ciudadanos.

Todo apunta a que estamos en un cambio de época que conviene afrontar con esperanza a pesar de las dificultades que encontramos y de los interrogantes que trae el futuro próximo. Podemos aprender de la historia que configura la cultura occidental para no tropezar en las mismas piedras del camino.  Desde los griegos hasta el feminismo ideológico han pasado muchas cosas en el camino de la libertad que es preciso conquistar cada día.

Orígenes de Occidente

Recordar la historia de Occidente es la tarea que se propone el profesor Ayllón en su reciente obra titulada «Breve historia de Occidente» que logra exponer lo esencial de nuestra civilización con el mérito de hacerlo con relativa brevedad en poco más de doscientas páginas, gracias a horas de investigación y de docencia, con gran capacidad de síntesis[i].

Occidente nace cuando la Grecia clásica descubre que la razón humana es el gran instrumento para entender la realidad y su sentido. Este autor señala media docena de magníficas realizaciones: la razón ética y política, la razón científica y filosófica, la razón estética y literaria. Porque Occidente es un mosaico de pueblos en ebullición desde que Homero puso a navegar a Ulises por el Mediterráneo. Como es sabido, nuestra cultura tiene rasgos propios enraizados en la razón griega, le ley romana y el sentido cristiano de la persona y de la historia.

Los siglos oscuros que siguieron a la caída de Roma se revitalizaron desde sus raíces originales: la búsqueda de la verdad, el respeto a la ley y la cosmovisión cristiana, configuran la historia del crecimiento occidental. Se levantan las catedrales y las universidades, aparece el humanismo renacentista, y después la revolución científica permitió la gesta de España en América con un importante deseo evangelizador.

 

Los hitos destacados en esta obra partir de la razón griega son: el orden romano, el Dios cristiano, la Edad que no fue media, España en América, la revolución científica e industrial, la libertad en la guillotina, y el mundo de las ideologías tan presente en la sociedad actual. (Continuará).

 

[i] Breve historia de OccidenteJosé Ramón Ayllón. Rialp, 2023. 231 págs.

 

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