Mirada interior

Algunas personas encuentran difícil admitir el alma humana más allá del cuerpo y la apariencia exterior. Otros en cambio estamos convencidos de que en cada persona el alma es inseparable del cuerpo y sustenta la identidad con dignidad irrepetible como criaturas de Dios. Dos ejemplos recientes me ayudan a confirmar la realidad trascendente del ser humano, el primero de la mano de un artista y el segundo de los voluntarios en defensa de la vida.

Siete

Impactante es la impresión que recibe el visitante de la exposición titulada sencillamente «Siete» en la Casa de Vacas del madrileño parque del Retiro. El artista es Pedro Cano con una trayectoria reconocida en medio mundo. Ha sido distinguido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el 2022, junto con otros artistas e instituciones.

Pedro Cano es pintor murciano que estudió en Madrid y Roma. Ha viajado por muchos países de Europa, Asia, América con sus cuadernos y ha expuesto con éxito en numerosas salas públicas y privadas en Amsterdam, Nueva York, Milán, o Salzburgo, y da nombre a su Fundación como lugar de arte y de cultura. Allí expone otras temáticas de su colección en óleo, acuarelas coloristas, y dibujos.

En esta exposición su mirada atenta descubre los pliegues del alma humana en el sufrimiento, el trabajo o los juegos de niños. Impactado él mismo por las escenas de los inmigrantes que saltan las vallas expone con mirada fotográfica el agotamiento y el rostro de esos jóvenes que sí encuentran muchas veces la ayuda de personas solidarias capaces de cargar con sus cuerpos y sus almas.  El espectador es invitado a meditar y actuar.

La muestra ya concluida en Madrid se compone de siete trípticos sobre tabla en tonos grises para mostrar escenas de ayuda y solidaridad con migrantes de gran fuerza pictórica, así como otros con niños, bicicletas y estudios de personas, todo acompañado por dibujos preparatorios, algunos dispuestos a modo de teselas de un mosaico. El visitante percibe una dimensión muy humana sobre el dolor, el movimiento, los inmigrantes que son llevados a hombros por hombres buenos. El inicial desasosiego ante algunos dramas humanos no resulta negativo porque mueve a la reflexión con mirada amable que reconoce los esfuerzos por unir y ayudar con generosidad.

40 Días por la Vida

Desde otra perspectiva otras personas trabajan en favor de la vida con mirada profunda. Una mirada que valora la dignidad de cada persona está presente también en la campaña de «40 Días por la Vida» que ha comenzado estos días; es el movimiento más grande en defensa de la vida y de las madres embarazadas. La mirada se conmueve no sólo ante los migrantes y los descartados sino ante el embrión en el seno materno fotografiado en las ecografías. Veo en esos «retratos interiores» un paralelismo con las obras de arte de Pedro Cano en tonos grises y destacando la luz por los contrastes entre el blanco y el negro. Así como el artista mira con respeto a sus personajes como desvelando su alma, también las ecografías revelan a una criatura humana que se abre a la vida en proceso de maduración vital.

Esa organización «40 por la Vida» organiza oraciones por la vida en numerosas ciudades de todo el mundo, casi veinte en España, rezando delante de centros donde se practican abortos, desafiando insultos, denuncias, y hasta detenciones arbitrarias. Son jóvenes, madres y padres de familia, y jubilados todos juntos unidos por el noble ideal de la defensa de la vida. El resultado es que cada año un buen grupo de mujeres renuncian al aborto y encuentran acogida para su bebé y para ellas en la medida que lo necesitan.

En definitiva, la mirada buena que descubre el alma y la dignidad del prójimo está presente en esas acciones solidarias en favor de la vida, y lo mismo se advierte en el arte de Pedro Cano. Son dos iniciativas distintas que atraen la atención de los ciudadanos hacia algunos problemas humanos que sí tienen solución desde la generosidad y el compromiso por los valores. A partir de unas miradas interiores que abren al respeto, la solidaridad, y la esperanza en que el hombre es para el hombre algo sagrado.