Los derechos sociales

En la campaña para las Elecciones Europeas se ha hablado mucho de los derechos sociales y especialmente referido a las mujeres, sobre todo en boca de la izquierda. ¿Quién no valorará esos derechos sociales? ¿Quién se atrevería hoy a recortarlos? Todos valoramos y defendemos los derechos sociales, y sin embargo han llegado a ser un reclamo publicitario populista lleno de engaños.

Todo derecho es social porque determina las interrelaciones entre personas e instituciones: se refieren a la justicia conmutativa, distributiva o social. Sin embargo la izquierda reduce radicalmente los derechos sociales cuando presenta el aborto como un derecho de la mujer para eliminar al hijo concebido, o también un derecho del hombre a practicar abortos impunemente, o a promoverlo presionando a las mujeres para que aborten como salida rápida e irresponsable cuando aparece un hijo no deseado.

Mientras el socialismo y las ideologías radicales no abandonen su lucha a favor del aborto carecerán de legitimidad para defender otros derechos sociales puesto que el primero es el derecho a la vida. Muestra además una incoherencia radical por sus anteojeras para mirar solo en la dirección más cómoda y rentable en votos, aunque sin atreverse a afrontar el grave problema de las mujeres empujadas al aborto, así como las políticas necesarias para apoyar la maternidad en sí misma y ante el suicidio demográfico. Por ahí va el auténtico progresismo. Y en suma, el derecho a la vida es el primer derecho social, y todos tienen derecho a la vida desde la concepción en el vientre materno hasta la muerte natural; por ello es rechazable manipular con palabrejas como el derecho al aborto, el derecho a elegir, o la interrupción voluntaria del embarazo. Vaya engaño.

Hace falta recordar que entre los derechos sociales el derecho a la vida es pilar básico de la sociedad, algo de antropología elemental, antes que un asunto religioso, aunque es muy de agradecer la defensa cristiana de la vida. Bastará recordar aquellas palabras de san Juan Pablo II: «Es social todo pecado cometido contra la justicia en las relaciones tanto interpersonales como en las de la persona con la sociedad, y aun de la comunidad con la persona. Es social todo pecado cometido contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a la vida, sin excluir la del que está por nacer, o contra la integridad física de algunos; todo pecado contra la libertad ajena, especialmente contra la suprema libertad de creer en Dios y de adorarlo; todo pecado contra la dignidad y el honor del prójimo».

Jesús Ortiz López

Doctor en Derecho Canónico


 
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