El Papa Francisco abre las puertas

La exhortación La alegría del Evangelio es un programa para la Iglesia al cumplirse la primera década del siglo XXI. Trabaja sobre el programa propuesto por Juan Pablo II al comienzo del nuevo milenio. Precisamente por la continuidad con Juan Pablo II y Benedicto XVI el Papa Francisco puede marcar una renovación importante en la evangelización y conversión en todos los fieles, empezando por los eclesiásticos con más responsabilidades.

La nueva Evangelización no es una operación cosmética para ganar espacios de influencia en competencia con ideologías como el consumismo, el materialismo o el agnosticismo. No. El Papa Francisco tiende las manos para invitar a los alejados, a los agnósticos, a los descartados para que encuentren el lugar de la esperanza.

El papa Benedicto XVI decía que la fe se encuentra en la calle de la verdad, donde hay varias viviendas más o menos confortables, más o menos habitadas. La de los escépticos se ha ido llenando con aquellos cristianos que han cruza esa calle desde el hogar de la Iglesia, aunque también de muchos hombres desengañados con el frío mundo contemporáneo, que está demostrando no tener entrañas para acoger a toda la familia humana, como sabemos al eliminar a los hijos no nacidos o al descartar a los ancianos. En cambio, la casa de la fe tiene capacidad para muchos más hijos de Dios y por eso sus moradores abren las puertas y salen a la calle para hacer la revolución de la ternura, nos dice Francisco.

Al terminar el Año de la fe, el Papa ha exhortado a recuperar la frescura original del Evangelio superando las tentaciones del individualismo, de las crisis de identidad, o de la desunión, para sumar juntos edificando ahora el Reino de Dios. El Papa Francisco imprime un ritmo de urgencia para que los creyentes vayamos directos a lo esencial, que resume con una palabra de sabor porteño: primerear, es decir, tomar la iniciativa o priorizar, apartando con vigor telarañas de la mente y ataduras del corazón que distancian de los hermanos y de Dios.

Es una propuesta exigente de volver a lo esencial del Evangelio. Por eso me parece que sobran interpretaciones parciales de sus palabras para forzar cambios notables en la recepción de los sacramentos o para contraponer la doctrina moral a la práctica pastoral. Muchas cosas decimos ahora sobre la exhortación aunque lo aconsejable es leerla con atención sin perder la visión de conjunto para no perderse las riquezas de esta fe de puertas abiertas.

El escultor español Pablo Gargallo hizo famosa la imagen del Profeta, esa conocida escultura de recio hierro forjado, figura de un Juan Bautista austero con la mano alzada para llamar atención y con la boca bien abierta proclamando la verdad de Dios y la salvación de los hombres por Jesucristo. Así aparece hoy Papa Francisco al poner en nuestras manos la exhortación titulada La alegría del Evangelio. Así será si los creyentes nos ponemos en camino saliendo e invitando a los hombres a entrar en el hogar de la fe, la esperanza y la caridad.

Jesús Ortiz López

Doctor en Derecho Canónico


 
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