El factor cardenal Cañizares

Antonio Cañizares.
Antonio Cañizares.

Este fin de semana el Papa Francisco ha recibido al arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares. No puedo asegurar que haya sido el cardenal quien le ha pedido audiencia al Santo Padre, o que haya sido el Papa quien ha llamado al arzobispo de Valencia. Lo que sí me consta ha sido la larga duración del encuentro. Por otra parte, no hay que ser muy avispados para imaginarse de qué se trató en parte de la entrevista.

Aunque don Antonio está en la perspectiva de la biología, es decir, cumple 75 años al final de año, para ser exactos el 15 de octubre, podemos dar casi por seguro que la prórroga será amplia, vamos, de la media normal en estos casos, un par de años mínimo.

Además le acompaña la salud, mejorada en los últimos meses, una vez que se recuperó de los problemas por su último viaje misionero. Don Antonio se tendría que dar cuenta de que hay cosas que ya no se pueden hacer, aunque el alma misionera le lleve a darse algunas palizas por querer estar en todos los sitios, sentarse a comer en determinados lugares en los que no brilla la higiene, etc.

Pero bueno, es la forma de ser de don Antonio, una inquietud permanente, que de joven venía de la mano de esa pretensión de estar siempre a la última, y ahora de hacerse presente en todos los sitios.
Podemos sospechar también que el Papa Francisco habló de España con el cardenal Cañizares. Sobre todo porque el arzobispo de Valencia se ha caracterizado por dar un paso al frente y decir cosas que no son comunes en el panorama del discernimiento episcopal por los signos de los tiempos, toma finura aggiornada.

Algunas de las afirmaciones últimas de don Antonio en sus cartas dominicales no han sentado nada bien a determinados miembros del gobierno, pero tampoco al “entente buenista” de nuestra iglesia.
Don Antonio, además, está haciendo algo inusitado en nuestra historia reciente. Ha acogido a los obispos que, por diversos motivos, han sido removidos de sus sedes. No hace falta que dé nombres, ni que diga los motivos.

Por cierto, me sorprende que alguno de ellos, en vez de manifestar un eterno agradecimiento a don Antonio, y ser humilde, vaya por ahí todavía repartiendo salvoconductos. Ya se sabe qué extrañas alianzas tienen algunos. Ojo que le pueden llegar más auxiliares en breve, todavía queda algún negrito, en plan Aghata Christie.

Y llega el tema estrella, las elecciones a Presidente de la Conferencia Episcopal. Se nota, en determinados ambientes, demasiado nerviosismo. Parece ser que algunos conciliábulos no están dando mucho fruto.

Hay quien piensa que a don Antonio es un tren que le llega tarde. Pero el mismo argumento se puede utilizar con otros candidatos de los que se habla, también cardenalicios. Como decía el clásico, el más o el menos no cambia la especie.

Algunos insisten en que hay quienes quieren jubilarles. Nada de eso. La biología es la que marca los ritmos. Y no seré yo quien utilice el término, ni abra el debate, de la gerontocracia en la Iglesia en España. Me decía estos días pasados un compañero, de un medio nada afín y que no se dedica a esto pero le interesa personalmente, “que da lo mismo”. El problema ya es la irrelevancia de la Iglesia en
España. Bueno, menos mal que está, en el escenario público –me insistía mi amigo-, la COPE, que si no, de qué. Por cierto, un dato importante que hay que tener en cuenta de cara a las próximas elecciones a la Presidencia de la Conferencia.

 

En este sentido, de la generación en salida, en una Iglesia en salida, el cardenal Cañizares al menos puede presentar el aval de sus años de Vicepresidente de la Conferencia, con Blázquez, responsable del diálogo con el gobierno socialista de Zapatero. Esto es una evidencia. De ahí sus buenas relaciones con María Teresa Fernández de la Vega, por ejemplo, o aquella jornada de diálogo público,
organizado por “La Razón”, con José Luis Rodríguez Zapatero en Ávila. Que Ávila, ya sabemos, da para mucho.

Por lo tanto, atentos al factor Cañizares. Quizá el problema de este factor en las ecuaciones varias sean los aditamentos y las combinaciones que algunos presentan, que no parecen muy creíbles.
El factor cardenal Cañizares dará mucho que hablar todavía. Al tiempo.

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