El lenguaje de los hechos

Los hechos son más difíciles de manipular, y por eso, muchas veces y en un ambiente de enrarecimiento de las palabras, tienen más fuerza de convicción, y hablan con verdad y realidad.

Esta es una familia.

Chiara, 28 años. Está embarazada de su tercer hijo. Los otros dos anteriores han muerto, la primera ha vivido apenas 30 minutos después del parto; y fue bautizada con el nombre de María. El segundo, David, murió pocas horas después del parto por problemas en todo el organismo. Por supuesto, en los dos casos, los médicos les hablaron del "derecho a abortar". Chiara, y su marido prefirieron no matar a sus hijos, "no interrumpir el embarazo" -otra manipulación del lenguaje-, y verlos nacer, y verlos subir al Cielo.

Chiara ha sido diagnosticada de un carcinoma a los pocos meses de estar embarazada. Comenzar el tratamiento suponía serios peligros para la criatura. Prefirió seguir adelante, y esperar a después del parto para comenzar. El proceso del cáncer precipitó, y cuando nazca Francesco -son italianos-, Chiara apenas tendrá unos meses para gozar de su criatura en la tierra; si el Señor no dispone otra cosa.

Está gozosa de lo que ha hecho; y ha comentado a su marido el programa de la familia para el futuro: ella se ocupará de María y David en el cielo; él correrá con la tarea de sacar adelante a Francesco, en la tierra. Un día se reunirán todos en el Cielo. Ni que decir, que a Benedicto XVI se le debieron nublar los ojos al darles la bendición.

Este es el inequívoco lenguaje de los hechos.

Y en contraste, la manipulación de las palabras. Los organismos de las Naciones Unidas están en constante batalla para librarse de los asaltos de manipuladores del lenguaje, que quieren introducir en documentos, que luego pretenden imponer por distintos caminos a los Estados miembros, textos legales que defiendan derechos a "decidir libre y responsablemente sobre cuestiones relacionadas con la...sexualidad"; y por supuesto, una lista de "derecho sexuales y reproductivos"; y todos estos "derechos" aplicables a "jóvenes y adolescentes", comprendidos entre los "10 y 24 años".

Estos grupos sostenidos por grupos que se autoproclaman homosexuales y lesbianas, se molestan porque una serie de Estados han rechazado ese "lenguaje", porque no quieren que sus ciudadanos de 10, 11, 12,.., años sean introducidos en el mercado del turismo sexual con el patrocinio de la "letra", del "lenguaje" de las Naciones Unidas.

Manipulación del lenguaje que en este, y en tantos otros casos, es sencillamente una estratagema para cubrir verdaderas aberraciones contra el ser humano.

 

Y mientras, sigue el gran lenguaje de los hechos.

En Corea del Sur, uno de los países que se opone a esas manipulaciones en las Naciones Unidas, la Iglesia Católica sigue creciendo, y transmitiendo la luz de la Verdad, la luz de Cristo.

El año 2011, 109.000 adultos se bautizaron, y fueron acompañados de 26.000 niños. En 1960 apenas 250 sacerdotes se ocupaban de la atención espiritual todos los fieles católicos en el país. Hoy, son 5.000 sacerdotes, y los seminarios están llenos.

Quizá la manipulación del lenguaje sea una de los hechos más graves, y de mayores consecuencias culturales y sociales, que está ocurriendo hoy en el mundo occidental.

Ernesto Juliá Díaz

ernesto.julia@gmail.com

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