A la búsqueda de las raíces de la crisis

Las opiniones son muy variadas, y cualquiera puede encontrar una explicación que sea de su agrado, o con la que, al menos, pueda comulgar en muchos puntos.

Dentro de ese panorama no deja de ser algo llamativo que en un tiempo en que se da por asentada la existencia de un proceso de "secularización" en la sociedad, y a todos los niveles de la sociedad, especialmente cultural y político, surjan comentarios tratando de explicar la situación actual de Europa por la diferencia de mentalidad "económica" entre católicos y protestantes.

¿Protestantes, Católicos?

El norte de Europa, se dice, es de tendencia protestante; y el sur, católica. El norte va adelante; el sur, se hunde, se entiende en la barca del "euro". Parece como si algunas de las consideraciones de Weber hubieran recobrado nueva vida.

¿Tiene esto algún sentido?

Los pueblos vascos, bávaros, lombrados, por señalar sólo algunos, son profundamente católicos; y son precisamente, los que empujan el crecimiento y el desarrollo esconómico de sus propias naciones.

Noruego, suecos, protestantes de raices hondas, han tenido que desmantelar los "estados de bienestar", construidos en el aire, dar marcha atrás, y volver a empezar después de echar otros fundamentos.

¿Protestantes, católicos?

Me parece que Leszek Kolakowski, filosofo polaco fallecido hace unos años, comunista en su juventud y expulsado de Polonia en 1968, tiene más agudeza de análisis:

 

"Tras cientos de años en los que floreció la Ilustración, de repente nos hemos despertado en medio de un gran desorden intelectual y moral; cada vez nos da más miedo contemplar un mundo que ha despilfarrado su herencia religiosa".

¿Qué herencia hemos despilfarrado?

"Ya no necesitamos de la distinción del bien y del mal proveniente de la tradición religiosa; ocupa su lugar la distinción entre lo que políticamente correcto y lo que no lo es, entre lo propio y lo impropio (...). En breves palabras, la tarea de los gobernantes consiste en proclamar desde su infalibilidad lo que es justo y lo que no lo es; de esta manera se instituye el reino de la moral".

Y de esta manera, en Europa se ha asentado, en lo más profundo de la crisis, la "irracionalidad":

"La acusación de irracionalidad es más convincente en el caso en el caso de personas que tienen la preparación intelectual adecuada para distinguir los errores más notables en la confrontación de los objetivos con los medios. Los intelectuales que, en defensa de la justicia y de la libertad, se identificaron con grandes tiranías –el nacionalsocialismo, el estalinismo o el maoísmo- nos aportan innumerables ejemplos de juicios sorprendentemente erróneos y de ceguera voluntaria; pueden censurarse no sólo sus fracasos morales, sino también los intelectuales".

En Europa actúan todavía desmasiados políticos, intelectuales, ensayistas etc., que están encuadrados entre esas personas a las que se refiere Kolakowski, que no acaban de asumir y aceptar su fracaso por haber puesto su inteligencia al servicio de las ideólogias que han llenado de "irracionalidad" Europa.

Quizá Chris Bowlby, al plantearse la cuestión entre protestantes y católicos en una charla en la BBC, ha comenzado a añorar "la herencia rreligiosa despilfarrada".

Ernesto Juliá Díazernesto.julia@gmail.com

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