¿Intentos de manipulación?

"Si este Papa cree en la laicidad del Estado y en la igualdad entre las religiones, como ha dicho".

Aunque no es un fenómeno nuevo, y por tanto llama poco la atención, no deja de ser interesante señalar que algunos profesores, escritores, analistas, etc, que a sí mismo se declaran "ateos cristianos", "agnósticos católicos", etc. manifiesten un particular anhelo de acompañar al Papa Francisco en estos primeros meses del Pontificado. Y no, porque quieran acercarse a la Fe en Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre; ni porque quieran reverdecer un amor a la Iglesia fundada por Jesucristo. ¿Por qué entonces?

Una respuesta puede ser -no conozco el interior de la mente y del corazón de esas personas- el deseo de que la Iglesia "cambie". No de que algunas cosas cambien en a Iglesia, cosa que viene sucediendo desde su fundación por el Señor; sino de que la Iglesia "cambie", y se convierta en "algo" que ni ellos mismos saben muy bien que sería, aunque se podría parecer a esa Ong. que Francisco ha dicho con firmeza que a Iglesia nunca será.

El Papa, lógicamente, no ha podido afirmar la "igualdad entre las religiones" en el sentido de dar a entender que "todas las religiones son iguales". Del respeto debido a todas las creencias religiosas; de la igualdad ante la ley de todas las religiones, etc., etc.; no hay el mínimo problema. Más allá de ese sentido, achacar al Papa una frase semejante, sin indicar el texto en el que consten claramente sus palabras, abre el interrogatorio de si estamos ante un intento de manipulación del pensamiento de Francisco.

En la laicidad del Estado, no cabe la menor duda. Y los últimos Pontífices la han venido afirmando con toda claridad, como ya lo hizo el Concilio Vaticano II. Juan Pablo II excluyó cualquier topo de "confesionalidad" del Estado en varios de sus escritos, entre ellos, "La Iglesia en Europa". Y Benedicto XVI lo reafirmó con similar contundencia en sus discursos en Westminster, en el Bundestag; en su visita a Croacia, etc. etc.

Lógicamente, el Papa Francisco la reafirma con todo derecho, y en la línea de sus antecesores. Los tres sabían, y saben, que la laicidad del Estado hace estricta referencia a la separación de los poderes políticos y eclesiásticos. Y que no afecta en absoluto a la libertad de la Iglesia de proclamar la Verdad de Cristo y la Moral de Cristo -asentada en la naturaleza del hombre y en la razón, de ahí la "Ley natural"- a los cuatro vientos, para que llegue a los últimos rincones de la sociedad. Y muchos menos a que la "ética" la "moral" se establece en los parlamentos. Por desconocer esto, una corriente política originada en Hegel, en la Ilustración, dio origen a Hitler, a Stalin, destrozando así logros reales de la misma Ilustración.

La Iglesia sigue su labor en todo el mundo. Es lógico que en los entornos vaticanos se espere con una cierta curiosidad la llegada de los próximos meses de septiembre, octubre, con muchas cabezas pendientes de los movimientos del Papa, de los gestos, de las decisiones. Alguno de esos "ateos católicos" admite que la teología de la liberación no va a ser "resucitada" por el Papa. Obviamente. Y no lo será, no porque haya sido un movimiento "exagerado", o la hayan combatido los dos Papas precedentes. No. Sencillamente porque nació muerta, porque esos no son los caminos de Cristo para Evangelizar; y porque, también, es lo más contrario a la "laicidad" del Estado.

Y la Iglesia sigue su labor aunando Fe y Razón, porque sabe que uno de las detalles en los que se manifiesta la grandeza de la razón es el de reconocer sus límites ante la realidad; y que se atreve a preguntar porque descubre esos límites, y porqué el hombre no deja de preguntarse. Y entonces, descubre también la"racionalidad" de la Fe.

En espera de nuevos acontecimientos en el Vaticano, a los cristianos, a los católicos, sin más adjetivos, nos queda rezar por el Papa, como Francisco, y todos los Papas anteriores -desde san Pedro- han rogado al pueblo cristiano que haga por ellos. Y que la Virgen María les acompañe, y el Espíritu Santo les ilumine. Como somos personas inteligentes, para rezar así usamos la razón y la Fe.

 

Ernesto Juliá Díaz

ernesto.julia@gmail.com

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