Alegría en Moscú

El domingo 25 de septiembre de 2011, se celebra con toda solemnidad el centenario de la Consagración de la Catedral Católica de Moscú, dedicada a la Inmaculada Concepción.

Stalin, personalmente, dio la orden de confiscar la Catedral Católica de Moscú. Fue allá en el no tan lejano 1935.

Cerrada desde entonces, el edificio fue convertido en una fábrica, y todas sus dependencias saqueadas y desfiguradas. El lugar ocupado por el altar fue convertido en aseo.

La historia sigue adelante, las estatuas de Stalin han sido abatidas en todo los lugares donde ha querido imponer el yugo de su poder y el del partido comunista.

La Iglesia de la Inmaculada Concepción, Catedral Católica de Moscú, permanece en pie, y se prepara para celebrar con toda solemnidad, y profundo agradecimiento a la Madre de Dios, el centenario de la Consagración del templo.

Comenzada a construir en 1898, se hizo la dedicación, concluidas las obras, en 1911. La presencia de los católicos en Rusia ya era notable antes de la revolución de octubre, y esta Catedral de Moscú es una buena muestra. Hasta 1935 se pudo celebrar algún culto; y en ese año, quienes la confiscaron hicieron los planes necesarios para que dejara de existir para siempre.

Con paciencia, con constancia, poco después de los cambios políticos en Rusia, los católicos pudieron volver a vivir la Misa de la Inmaculada, el 8 de diciembre de 1990. La realidad católica había sobrevivido a todas las persecuciones comunistas; y la vuelta al culto en esta Catedral era una clara señal de que la primavera de la fe se abría paso después de los hielos del invierno.

Desde entonces, paso a paso, limosna a limosna, oración a oración, fueron habilitando las diversas partes del edificio. Edificaron las destruidas; restauraron las más dañadas. Un grupo de seminaristas comenzaron a vivir allí en régimen de seminario, mientras no dejaron de hacer todos los intentos posibles para que se les devolviera todo el edificio, toda la Catedral.

Por fin, en 1996 todo el edificio fue evacuado de ocupantes ajenos a la Iglesia; y a finales de 1999, como un gesto de cerrar las heridas de todas las persecuciones y obstáculos, fue consagrada de nuevo.

 

Años antes, Juan Pablo II regaló un icono de Nuestra Señora de Kazan, advocación de la Virgen muy venerada en Rusia, a la Iglesia Ortodoxa Rusa. Ella habrá preparada el camino para que, un día, que no ha resultado tan lejano, vuelva con todos los honores a su Catedral.

Benedicto XVI, en la carta nombrando al Card. Tomko, checo, su enviado especial para esa celebración del centenario, escribe: "Exhorto al pueblo a una devoción constante a la santa Madre de Dios. Y que Ella consiga para todos, en Cristo Nuestro Señor, una vida recta, el mayor respecto a la ley divina, una caridad sincera y una coexistencia pacífica con los demás pueblos".

En la Misa del Centenario de la Catedral de Moscú, rezarán por el Papa, por los frutos de su viaje a Alemania, con el Card Tomko, obispos de Rusia, Polonia, Estados Unidos, Bielorusia, Kazajistán y Lituania.

Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre de la renovada Iglesia Católica en Rusia.

Ernesto Juliá Díaz

ernesto.julia@gmail.com

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