Ecología sí, social también

Es muy bueno que haya un sentido de la ecología, aunque en mi lugar de trabajo se tiren las colillas al suelo, con cierto desprecio a las señoras y servicio de limpieza.
Pero también me parece que existe una cierta ecología social, que consiste en respetar el ser de las cosas y la dignidad de las personas.
La revolución sexual prometía que desaparecerían todas las represiones pero algo no funciona cuando suben las emisiones de telebasura, abusos a menores, manadas educadas por la pornografía.
El divorcio, presupuesto de la libertad de la mujer, ha ocasionado que por cada tres hombres que se vuelven a casar por encima de los cuarenta años, solo una divorciada lo hace: las mujeres de nuevo desprotegidas y envejeciendo solas. Los homosexuales se quiere casar pero se rompe el sentido natural del matrimonio como unión de hombre y mujer orientada a la procreación y educación de los hijos.
La naturaleza humana tiene sus leyes y es peligroso olvidarse de ellas. La libertad de volar en avión, depende de delicadas y precisas leyes físicas. Es preciso obedecer antes a Dios que a los hombres. Dios perdona siempre, las personas algunas veces, la naturaleza nunca.
Pues eso, más ecología social.