No creyentes que rezan

Está de moda hablar o dividir a las personas entre creyentes y no creyentes. Evidentemente todos creen en algo, porque si no sería muy difícil vivir. Desde un punto de vista cristiano, ciertamente la Fe es un don, algo gratuito, pero Jesús, a quien le busca le encuentra.

Razones para creer hay muchas, para no creer  también, pero no olvidemos que el acto de fe es libre. Es decir, al final creo porque me da la gana o no creo, porque no me da la gana. Dios no hace las cosas con coacción. Bien es verdad que tenemos todos una tendencia a hacernos una religión a la carta o a la medida. En que Dios es bueno creen todos, en el cielo también, en el infierno casi nadie. La religión cristiana no es igual a las demás, no es una religión del hombre hacia Dios, sino de Dios a los hombres, porque se revela y se manifiesta.

Me hace  gracia cuando te dicen, "que suerte tienes por creer", es verdad es una suerte pero el que cree también duda, sufre, se rebela,lo pasa mal. La religión no es sólo un consuelo, que lo es, sino un motor que da sentido a toda la existencia. Un diario alemán hizo una encuesta sobre quienes creían y salía como un 55 por ciento de creyentes. Había después una pregunta trampa sobre quienes rezaban y salían un 90 por ciento de rezadores, un 35 por cierto de no creyentes declaraban rezar.

Hay algo natural en la búsqueda de Dios, de algo permanente, estable, perfecto, que colme todos los anhelos de la inteligencia y del corazón. Si además ese Dios se hizo hombre, niño, trabajó, tuvo amigos, se durmió, tuvo hambre y angustias y tentaciones, lloró y murió por nosotros, para salvarnos y resucitar, ese Dios te comprende y te quiere más que todas las madres del mundo. Creer no es cuestión de matemáticas, sino de humildad. Lee el evangelio 3 minutos al día y cambiará tu vida.

 
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