Sociedad de la información, pero ¿qué información?

Hace unos días leí un brillante artículo de Carmen Posadas, escritora uruguaya entre nosotros. El mundo global sigue en directo el tsunami japonés, la crisis de las centrales, como si fuese cerca de mi barrio. La gente joven puede reunir a veinte mil colegas para un botellón o para una protesta en una tarde. Esto no tiene vuelta atrás, nunca estuvimos los humanos tan unidos.

Pero Posadas comentaba si es necesario saberlo todo, sobre todo en algunos casos: cada vez que aparece una noticia de una mujer víctima de violencia de género, a 20 "señores" se les ocurre que porqué ellos no lo van a hacer; cuando nos ponen imágenes de chicos que juegan a evitar trenes o hacer balconing, a muchos se les pasa por sus jóvenes y aburridas cabecitas donde poder hacerlo y grabarlo y subirlo a Youtube.

En Usa no vimos ni un sólo resto humano de 11-S, aquí vimos brazos sin dueño en el 11-M. En España se dan a diario unos diez suicidios, computados en el año son más que los muertos por accidente de tráfico. Pero de esto no se informa para evitar el efecto contagio.

Un médico francés en el Congo me decía que en el Congo no se suicida nadie. No, no estoy hablando de cercenar, de censurar, pero sí de pactos entre los medios sobre algunas cuestiones. Tenemos los hombres y las mujeres una gran capacidad de imitación y eso exige responsabilidad en los medios y en los lectores, en las teles. Hay cosas más sagradas, que el "sagrado derecho a la información de todo".

Lo inútil, el mal ejemplo, no me interesa. Y cuidado que el español está siempre cabreado en su sillón despotricando o hablando con la televisión; saltemos del sillón y hagamos algo más. 

 
Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato