Cartas del diablo a su sobrino

Es un libro muy bueno de C. S. Lewis, converso al anglicanismo y muy cercano a posiciones católicas. Trata de un viejo demonio que va dando consejos a su sobrino, demonio inexperto, para sus tentaciones y planes con su encomendado.

Uno de los consejos, en el que caigo y caemos con gran facilidad, es hacernos ver sólo lo malo, cuestión a la que los telediarios facilitan el trabajo. Todo son desastres, muerte, guerras, injusticias, pateras, infidelidades, niños sin culpa abandonados en reformatorios en condiciones irritantes.

Todo es malo y por tanto ya con no matar y robar en exceso pensamos que un mundo así, sálvese quien pueda;  y que la belleza, el amor, la verdad, la fidelidad no son moneda en uso. Crear pesimismo, es magnífico para ser tentado, para pensar que poco puedo hacer uno ante tanta maldad, que en el fondo uno no es tan malo en su egoísmo rastrero.

Y entonces viene lo de que el mundo real es implacablemente duro y malo y que si te retiras de eso,  vives en una burbuja. Bendita burbuja de la familia, del colegio, de la parroquia. Los ríos contaminados de los años 70, ría de Bilbao, ahora están razonablemente limpios y tienen peces que respiran limpio.

Haz el bien que puedas, todo el bien que puedas y no te fijes sólo en lo negativo. Empezando por uno mismo, creando espacios de conversión. Hay mucho más de bien que de mal en el mundo. Ahogar el mal en abundancia de bien, ese  es el camino.


 
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