Barro con luz

Es el título de un pequeño libro que estoy disfrutando estos días. Escrito por J.J. Alviar, buen amigo y teólogo filipino de la Universidad de Navarra. Trata de los sacerdotes católicos, tal y como han sido reflejados en la literatura.

El buen Obispo de Los Miserables, el Padre Brown de Chesterton, el cura rural de Bernanos, el cura pecador del poder y la gloria, las historias de Peppone y D. Camilo; los diálogos de D. Camilo con el Cristo de su Iglesia son magistrales. Y otros muchos más.

El sacerdote católico es vasija de barro, barro con luz; hombres a los que les gusta el fútbol, el cine, el vino, el chocolate, el golf, el póker o el dominó, con mal genio a veces, pero que por la llamada de Cristo y el sacramento del orden perdonan los pecados, nos ayudan, celebran la Misa como Cristo. Papa Francisco les recordaba que no tienen horario.

Es curioso cómo el encuentro con un sacerdote es siempre el comienzo de una buena aventura o historia, que no se sabe cómo acabará. Clint Eastwood ha colocado a sacerdotes católicos en sus películas, pienso yo que con gran admiración. Merece la pena el libro y el cariño a los curas. Mi madre tenía un hermano cura que vivió con nosotros. Yo de pequeño, pensaba que toda familia estaba compuesta por madre, padre y un tío cura; me extrañaba que no fuese así en mis amigos.


 
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