Aceptarse

Es tarea de una vida.

Nos gustaría, desearía, preferiría, es que, no creía que fuese, soy muy joven, demasiado viejo, sin este achaque, creía que era gracioso, querer quedar bien con todos y ante uno mismo, respetos humanos, manías, caprichos, limitaciones, no sé cómo fui capaz de hacer esto, etc., algo que describía muy bien Escrivá al hablar de la “mística ojalatera”.

Las edades de la vida (también de la mujer para los del género) es un libro de Guardini, corto, pero que da en la diana. La madurez es aceptarse y aceptar, no con la comodidad del caprichoso y egoísta, soy así y punto;  hay que luchar por mejorar. Ciertamente que hoy en día hay adolescencias que duran hasta pasados los cuarenta y en los matrimonios la mayor causa de fracaso es la falta de madurez.

Philippe en la Libertad interior pone de manifiesto que en muchos años de su vida espiritual, se trataba  mal, se auto flagelaba, creyendo ser así más humilde. Hasta que descubrió que debía mirarse con el cariño de la mirada de Dios sobre sí. La humildad, decía la Santa, es andar en verdad.

De todos modos mi experiencia y la de mucha gente es que no hemos sido más felices que cuando hemos pensado en los demás sin tiempo para uno mismo. No es bueno problematizar sobre uno mismo continuamente. Sentido del humor, un poco de orden y saber que aunque tú no te comprendas, Dios sí.

 
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