¡Más periodismo!

Don Quijote.
Don Quijote.

Don Quijote resulta bufo y heroico, dos cualidades antagónicas, de convivencia difícil. Algo similar le ocurre al periodista: si su empleo o empleadores derrotan la vocación, el redactor convierte su trabajo en propaganda, farándula o marketing; si persevera en ella, reconoce que estas categorías no son molinos de viento, sino gigantes a los que increpar y vencer.  

Escribo esto tras el estudio del que se han hecho eco distintos medios de comunicación esta semana, realizado por las plataformas de LinkedIn y ZipRecruiter, que ha situado Periodismo a la cabeza de los grados universitarios de los que más estudiantes abjuran. Es normal que un 87% de sus egresados estén arrepentidos, pues resulta dificultoso encontrar trabajo, y es casi imposible que, de hallarlo, se corresponda con la naturaleza de este oficio. Es decir, hay que elegir entre el paro o la mediocridad del escriba a sueldo de intereses políticos o comerciales; entre seguir la vocación primera o unirte a la deprimente tendencia gregaria de hacer caja. 

Sin embargo, esta profesión en absoluto está acabada. De hecho, porque los medios y tantas instituciones tienden a confundir a la opinión pública con una suerte de clientela, es el tiempo de la resistencia.  

Pensando sobre ello me ha alegrado leer una entrevista a Javier Cercas en el diario El Mundo donde apunta que el periodismo es más necesario que nunca. Y lo es no porque hoy se mienta más, sino porque es indudable que la mentira en nuestros días tiene mayor capacidad, lo cual resulta letal, como ha evidenciado el resurgir de los nacionalismos y populismos. Ciertamente, si la verdad hace hombres y mujeres libres, la mentira hace esclavos. Me ha consolado también un artículo de Ignacio Saavedra en El Debate, donde se muestra convencido de que el periodismo puede salir del pozo y acabar adquiriendo una reputación mayor que la que nunca tuvo.  

Es decir, en medio de esta mediocridad ambiental, puede relucir el periodismo que analiza y escruta, no sólo con independencia de criterio, sino con una mirada que trasciende la actualidad para interpretar la historia. Pero aquí hay una cuestión fundamental, en la que ojalá se incidiera en las Facultades de Ciencias de la Información: no va a calar en el lector el periodismo prepotente, cínico, que está de vuelta de todo, sino el que se ejerce desde la humildad. De hecho, tal y como explica Saavedra, G.K. Chesterton es referente en este oficio, entre otras razones, porque en él se dio un equilibrio casi milagroso entre sabiduría e inocencia. 

Así pues, vivir esta profesión contracorriente hoy ya no es sólo no venderse a ningún grupo, sino tener la humildad de ser independiente para servir a una causa mayor que una nómina, rechazar cualquier atadura que no sea la conciencia.  

“—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra”. 

Jóvenes egresados, no se desanimen… El mejor periodismo está por venir.

Carola Minguet Civera

 

Universidad Católica de Valencia

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