Un sacerdote que no esconde sus cartas

Juan Pedro Ortuño.
Juan Pedro Ortuño.

Juan Pedro Ortuño es un sacerdote todoterreno, que lo mismo atiende la necesidades de sus fieles de la madrileña Ermita Virgen del Puerto que se le ve acompañando al arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco
Varela.

Pues Juan Pedro que siempre ha tenido vocación de escritor, al fin y al cabo una forma de predicar un Evangelio con la glosa de la vida, nos acaba de regalar un precioso libro de espiritualidad trasparente. “A la sombra del Evangelio” se titula y se puede encontrar en Amazon e itunes.


Un texto en el que, con breves meditaciones, nos empuja hacia el misterio de Cristo, hacia esa espiritualidad conformada por la tradición cristiana más acreditada y, también hay que decirlo, por la sensibilidad de quien es miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.

El prólogo de este enjundioso libro está escrito por el obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco. Un obispo que pasa demasiado inadvertido al gran público, pero que, con su buen hacer y con un sentido común aplastante, está vitalizando esa diócesis gallega desde lo esencial cristiano. Y la está preparando para afrontar los retos de nuestro tiempo en la más pura fidelidad al Evangelio en salida que quiere el Papa Francisco.

Pues bien, el obispo de Lugo dice en este libro, que también es diario espiritual, que “al hilo de las reflexiones que se van sumando cada día, se desvela poco apoco ante nuestros ojos la fe cristiana como una forma entera de vida, encajan las piezas de un gran mosaico en el que salen a la luz los rasgos del rostro verdadero del hombre”.

Juan Pedro Ortuño no esconde sus cartas, y eso siempre es de agradecer en este tiempo de lobos con piel de oveja. Y por eso en una preliminar introducción a estos breves comentarios diarios del Evangelio apunta que este libro es también fruto de la experiencia pastoral y del trato con muchas almas, compañeros sacerdotes, amigos, familias, jóvenes, enfermos…

De entre las primeras beneficiadas de este eco del Evangelio se encuentran una serie de mujeres que bajo la denominación “Rosario del lunes” se reúnen con frecuencia mensual para rezar en común, para formarse en la fe y hacer obras de
caridad. 

Como muy recuerda Juan Pedro, al decirle a su santa madre que como lema para el recordatorio de su primera misa había elegido la frase de san Pablo a los corintios, “ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios”, le contestó: “Hijo mío, creo que es lo más sensato que has dicho de ti en los últimos años”.

Pues esa necedad que es sabiduría, y que confunde a quienes se creen con el poder y con el saber del mudo, ahora la tenemos a mano. A la sombra siempre del Evangelio.

 
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